El ministro de Finanzas japonés dimite como consecuencia del escándalo bursatil
El ministro de Finanzas japonés, Ryutaro Hashirnoto, convencido de que conserva todavía una cotización política alta, presentó ayer su dimisión al presidente del Gobierno, Toshiki Kaifu, coincidiendo con la aprobación en el Parlamento de la nueva ley de cambio y bolsa que ha promovido su departamento para impedir que las sociedades de valores y los bancos reanuden las fraudulentas operaciones descubiertas en el escándalo de este verano. También dimitió ayer el presidente del Banco Fuji, cuarto en importancia de Japón y uno de los más afectados por la grave crisis.
La renuncia de Hashimoto, por esperada, apenas inquietó la tendencia inversora y la animación de los corros bursátiles en Tokio. El ministro, cuya prometedora carrera hacia la presidencia del Partido Liberal quedó inesperadamente truncada al destaparse el escándalo, informó a la prensa de que Kaifu le pidió aguantar en el puesto hasta después de la reunión de Bangkok del Fondo Monetario Internacional y el Grupo de los Siete, cuya clausura está prevista para el próximo día 17.El ministro había resistido los primeros embates de la crisis, pero la dimisión se dio como segura al revelarse que su secretario particular actuó como aprovechado intermediario en uno de los irregulares canales de financiación y concesión de préstamos millonarios.
El monto de Ias compensaciones efectuadas por más de 20 sociedades de valores a la Mafia y a otros importantes clientes, que perdieron grandes sumas en el desplome de la Bolsa de Tokio de 1990, aumenta cada día y ayer se contabilizaron un total de 217.000 milones de dólares en la cuenta de reembolsos ilegales.
Las sanciones impuestas a las cuatro grandes securities -Nomura, Nikko, Daiwa y Yamalchi-, que defraudaron al pequéño y desprotegido inversor, no han sido, sin embargo, muy severas en una nación donde este tipo de actuación financiera tiene ciertas connotaciones culturales: cuatro días de recorte en las operaciones de bolsa y la prohibición de suscribir durante un mes bonos del Estado.
Banco Fuj¡
Por su parte, Taizo Hashida, presidente del Banco FuJi, expresó ayer su pesar por los problemas causados por la entidad, varios de cuyos empleados emitieron 51 certificados de depósito falsos para conseguir de otras instituciones préstamos por 700.000 millones de yenes.El ministro de Hacienda, de 54 años, padre de cinco hijos y hombre de gran ambición, no renuncla a la política ni a su escaño parlamentario. Seguro de sus méritos, declaró que "los votantes juzgarán si merezco la reelección". Ryutaro Hashimoto abandonará su puesto en el Gobierno con el importante activo de haber sido uno de los principales impulsores de la ley aprobada por el Parlamento, que establece penas de hasta un año de prisión y un millón de yenes de multa a las sociedades de valores o bancos que compensen las pérdidas de los clientes.
También impone seis meses de cárcel y medio millón de yenes para quienes reclamen los reembolsos. La ley revisada de cambio y bolsa, que entrará en vigor dentro de tres meses y cuyas penas no parecen ser excesivamente rigurosas, modi5ca también las reglas del juego que permitieron a las grandes empresas y corpo raciones confiar a las securities el destino de sus inversiones en bolsa y, por tanto, exigir resarcimientos en caso de resultados ruinosos. Las securities manejaban discrecionalmente las cuentas de estos clientes en los mercados bursátiles y efectuaban todas sus operaciones con nombres falsos.
El ministro de Hacienda, al anunciar su renuncia, aseguró desconocer quién será su sucesor. "Sólo el primer ministro puede decidirlo". Fuentes periodísticas apuntaron la posibilidad de que el propio Kaifu actúe provisionalmente como titular de esa cartera durante el tiempo que resta hasta la celebración del congreso del Partido Liberal, a finales de este mes, que decidirá el nombre del nuevo líder del partido en el poder y del Ejecutivo.
El Gobierno, mientras tanto, tiene previsto proseguir con el endurecimiento de la ley de cambio y bolsa en la reunión de enero del Parlamento y encomendar al Ministerio de Justicia parte del diseño y composición de un comité de notables que habrá de rastrear en el futuro la pista de las sociedades de valores, bancos, Mafia y otros agentes del sistema financiero nipón, cuya particular ética de funcionamiento asombró más al mundo que a los propios japoneses.
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