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Kinnock fustiga a Major por seguir sin revelar sus intenciones electorales

El líder del Partido Laborista británico, Neil Kinnock, arremetió ayer contra el primer ministro, John Major, por su decisión de no adelantar las elecciones generales al próximo mes de noviembre. Las afirmaciones de "temen al pueblo" y han "perdido su valentía", con referencia al Partido Conservador británico, salpicaron el discurso pronunciado ayer por Kinnock en la localidad costera de Brighton, donde se celebra el congreso anual laborista.

La reacción de Kinnock se produce después de que fuentes de Whitehall filtraran el lunes por la noche a algunos periódicos londinenses la decisión de John Major de no adelantar los comicios generales al mes de noviembre. Kinnock, quien afirmó ayer que hubiera preferido enterarse de tal decisión por boca del primer ministro, señaló que no anticipar las elecciones va en Contra de los intereses del país, y a favor del Partido Conservador.Este comentario, considerado "ilógico" por el partido en el Gobierno, fue contestado por el presidente de los conservadores, Chris Patten, quien recordó a Kinnock que la facultad de convocar elecciones es del primer ministro y no del líder de la oposición. Los comicios han de celebrarse antes del próximo mes de julio.

En declaraciones a la televisión comercial ITN, Patten justificó la decisión de Major por la importancia que tiene para el Reino Unido la cumbre de jefes de Gobierno de la CE, que se celebrará el próximo mes de diciembre en la loca ldad holandesa de Maastrich

La cuestión europea

Patten manifestó: "Tenemos mucho que hacer y, con vistas a la cumbre de Maastricht, es muy importante (que John Major y el ministro de Exteriores, Douglas Hurd, se concentren en la preparación de esa reunión y obtengan un buen resultado para el Reino Unido".Las explicaciones de Patten no impidieron a Kinnock lanzar una fuerte andanada contra Major, quien fue acusado de anteponer los intereses de su partido a los nacionales, de jugar con los puestos de trabajo y con el futuro de los trabajadores, y de impedir que el Reino Unido se convierta en uno de los principales países en el concierto de naciones.

Para algunos analistas políticos, el tono crítico empleado por Kinnock pretende ahogar las voces discrepantes que empiezan a oirse en las bases laboristas, que desean menos retórica y más resultados. Un sondeo sobre la popularidad de Kinnock muestra que ha perdido un 22% del apoyo que tenía, mientras que el Partido Laborista ha captado nuevos potenciales votantes.

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