Tensiones en UGT para digerir la integración del sindicato mayoritario de la ONCE
La integración de UTO en UGT está generando tensiones en el seno de esta última central. El conflicto proviene de que UGT ya cuenta con una organización en la ONCE, perteneciente a la federación de servicios públicos. Además, este grupo ha mantenido una histórica pugna contra los que ahora quieren integrarse, por lo que las negociaciones actuales se han canalizado por la federación de comercio de UGT. En el fondo de todo late la gran diferencia de poder que suponen los 2.000 afiliados que ahora tiene UGT en ONCE y los 10.000 que aportaría la UTO. Para limar tensiones, Antón Saracíbar, secretario de Organización, ha pedido apoyo al líder ugetista en la ONCE, Inocencio Rial.
El primer protocolo de intenciones para la integración fue negociado por la Unión de Trabajadores de la ONCE (UTO) con la federación de comercio de UGT. Era el 9 de abril de 1991. En un segundo documento se reconocía la existencia de un colectivo de trabajadores de la ONCE que ya estaban afiliados a la UGT a través de otra federación -la de servicios públicos-, "por lo que de forma transitoria se mantiene esta doble afiliación".El actual grupo de trabajadores de la ONCE en UGT procede en su mayoría de APEAVO, un antiguo sindicato de la organización de ciegos. A primeros de abril de 1991, unos días antes de que empezaran las actuales negociaciones, la mayoría de los afiliados de APEAVO se integraron uno a uno en la federación de servicios públicos de UGT.Este grupo se opone a las condiciones de entrada negociadas por UTO, que básicamente consisten en hacerlo en bloque y con su propia estructura.Para Inocencio Rial, antiguo dirigente de la APEAVO y actual responsable de la organización de invidentes en UGT, "es imposible estatutariamente la ratificación de la integración en UGT sin que lo apruebe la federación de servicios públicos".
En plenas negociaciones entre UTO y UGT, la ONCE puso a la venta el producto denominado "abono-cupón". UGT junto a Comisiones Obreras se opuso al mismo y boicoteron la venta del nuevo producto.
Miguel Durán recurrió a su propio sindicato, la UTO, para conseguir vender el abono-cupón. Pero la mayoría de sus afiliados se sumaron también al bolcó y sólo unos 2.000 vendieron el nuevo producto. La ONCE hubo de suspender la venta, no sólo por la prohibición del Gobierno -sino por la resistencia de sus vendedores.
Esas mismas movilizaciones provocaron un debilitamiento interno de UTO, el sindicato que apoya a Miguel Durán, y pusieron también un primer punto de incertidumbre de cara a futuras elecciones al Consejo General, dominado hoy absolutamente por el partido de Durán. Los hombres de Durán recurrieron a la cúpula de UGT para que obligara a sus afiliados a parar la huelga, pero Antón Saracíbar les convenció de que eso no era posible.
El propio Saracíbar ha explicado a EL PAIS: "A la ejecutiva confederal de UGT le interesa la integración de la UTO, sea en la federación que sea. Lo ideal sería hacerlo a través de la federación de servicios públicos. Pero si hay otra federación interesada en el proceso, lo que tenemos que pedirles a las dos es que dialoguen".
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