La CEPAL cree que la recesión en Latinoamérica se está disipando
El estancamiento, la recesión y la inflación que caracterizaron a las economías de América Latina en los últimos años se están disipando, aunque con lentitud. El producto latinoamericano creció más de un 2% durante el primer semestre de 1991, la inflación disminuyó e ingresan nuevos capitales, según un estudio que el secretario ejecutivo de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL), Gert Rosenthal, dio a conocer ayer.
El modesto crecimiento latinoamericano está muy influido por la prolongación de las recesiones de Brasil y Perú, según la CEPAL. Otras economías, entre ellas Argentina, Chile, Nicaragua y Venezuela, tendrán alzas superiores de su nivel de actividad.Más promisoria es la lucha antiinflacionaria, afirma el estudio, titulado Panorama económico de América Latina 1991. El aumento ponderado de la inflación en Latinoamérica, cercano a 1.200% en 1989 y 1990, se redujo a menos de un 300% anual y su tendencia es declinante.
La CEPAL habla de desinflación en Nicaragua y de disminución de la inflación en Argentina, Perú y Uruguay. Otros cuatro países, Chile, Guatemala, México y Paraguay, atenuaron su moderada inflación, y en Brasil el proceso se recrudeció.
Pese a la fragilidad de algunos de los procesos de estabilización, la mayoría de las economías de la región se encuentran funcionando sobre nuevas bases, según plantea el informe. Estas se advierten en la orientación exportadora, apertura comercial, austeridad fiscal, manejo monetario prudente y mayor reticencia a la regulación pública.Desigualdades
Las nuevas bases se asientan, sin duda, sobre desigualdades de ingreso, aún más amplias que las del pasado, una mayor precariedad del empleo, una mayor estrechez fiscal y un menor campo de maniobra de la política económica, sostiene la CEPAL.
Consigna el informe un mayor ingreso de capitales privados, algunos de los cuales son repatriaciones. En Argentina, México y Chile el flujo incluye inversión extranjera directa, en parte como resultado de las privatizaciones en los dos primeros casos. En Colombia y Perú hay considerables colocaciones financieras a corto plazo, atraídas por las diferencias entre las tasas de interés internas y externas.
Aunque estas corrientes de capital alivian la falta de créditos que sufre América Latina desde el inicio de la crisis en 1982, distan, sin embargo, de constituir un financiamiento estructuralmente estable, que sirva de base al desarrollo, afirma la CEPAL. La mayor confianza de los agentes económicos en las políticas aplicadas también podría ser volátil.
Esta cierta recuperación, pero sobre bases frágiles, tiene todavía insoluble el problema de la deuda externa de América Latina, que ascendió a 432.000 millones de dólares a finales de 1990 y crecerá un 3% nominal en 1991.
La disminución de las tasas de interés permitirá reducir 1.000 millones de dólares de los intereses de la deuda externa latinoamericana, cercanos en 1990 a 36.000 millones de dólares. Este hecho y un leve aumento de las exportaciones permitirán bajar el coeficiente entre intereses y exportaciones, un indicador de solvencia.
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