Madrid 92 tampoco podrá contar con el Teatro Real

"A Madrid le ha venido muy mal que la hayan nombrado Capital Europea de la Cultura". Con esta frase se despachó ayer ante un grupo de periodistas el director general del Consorcio Madrid 92, Pablo López Osaba, para salir al paso de las posibles carencias de: la programación de actos que ha diseñado, que se presentará oficialmente este mes.Para curarse en salud, López Osaba reveló que los tres socios de la capitalidad europea -Ministerio de Cultura, Comunidad y Ayuntamiento de Madrid- ya saben que el año que viene Madrid no tendrá un nuevo auditorio ni un invernadero tropical ni siquiera un escenario exclusivo para ópera. Las obras de reforma del Teatro Real, que lo convertirán en teatro de la ópera, no estarán concluidas en 1992.

Un debate organizado ayer por la Asociación de Periodistas Europeos sirvió ayer de pretexto para que López Osaba detallase un amplio memorial de agravios. Así, ha constatado que, a medida que avanzaban las obras del Teatro Real, han surgido problemas que han disparado el presupuesto y retrasado su ejecución.

Tampoco habrá un nuevo auditorio de música para completar al de la calle del Príncipe de Vergara. La propuesta de la Comunidad para construir un auditorio en la plaza de Castilla, en terrenos del Canal de Isabel II, cayó en saco roto. "Al final no va a hacerse; pero tenía que haberse hecho", se lamenta López Osaba.

López Osaba también quería un invernadero "científico", con especies tropicales americanas, en la marquesina de la antigua estación de Atocha. El Ministerio de Transportes se ha contentado con una "decoración vegetal".

A pesar de que se aprobó una ley de incentivos fiscales para atraer patrocinadores, el Consorcio Madrid 92 aún no ha recogido ni una peseta de empresas privadas o instituciones, aunque se espera la contribución de la Fundación Banco Bilbao Vizcaya. "Llegamos tarde y todos los sponsors se habían ido a Barcelona [Juegos Olímpicos] o a Sevilla [Expo 92]", señala López Osaba, quien, a menos de cuatro meses de 1992, admite que sus arcas tienen un agujero de 1.500 millones. Los 5.000 millones recaudados proceden de aportaciones públicas, sorteos de lotería y emisión de sellos y monedas.

Al final, López Osaba reconoció que las disputas políticas entre los responsables de las administraciones implicadas le han tenido atado de pies y de manos.