El Gobierno de Georgia trata de neutralizar el riesgo de guerra civil
RODRIGO FERNÁNDEZ, ENVIADO ESPECIAL, El flamante ministro de Defensa de Georgia, Nodar Guiorgadze, se entrevistó ayer con el rebelde jefe de la Guardia Nacional, Tenguiz Kitovani, en los alrededores de Tbilisi, la capital georgiana, en un intento de negociar una salida honrosa a la actual situación. Kitovani se mostró partidario de llegar a un entendimiento con las autoridades.
En el poblado de Shavnabada, a escasos 10 minutos en auto de Tbilisi, Kitovani se ha hecho fuerte con sus soldados que se niegan a cumplir la orden del presidente, Zviad Gamsajurdia, de integrarse en la policía. La orden presidencial fue emitida el 19 de agosto, cumpliendo, la exigencia del Ejército soviético durante el fracasado golpe de Estado en la URSS de liquidar todas las formaciones armadas ilegales, es decir, las que no pertenecen a dicho Ejército ni a la policía. La mayoría de la Guardia Nacional que se había creado en noviembre del año pasado como un embrión de las futuras fuerzas armadas georgianas, prefirieron rebelarse antes que autodisolverse.La actitud de Gamsajurdia ante el golpe de Estado, al que no condenó de inmediato, y su decisión de liquidar la Guardia Nacional, desencadenaron una serie de acontecimientos que han convertido a la oposición, de una fuerza casi sin influencia, en un enemigo que está haciendo tambalear las actuales estructuras de poder en Georgia. A Kitovani se le unió en la resistencia el ex primer ministro Tenguiz Sigua. Más de 20 partidos políticos, tanto de oposición moderada como de la radical, proponen hoy a Sigua como futuro jefe en el Gobierno de coalición que desean formar si logran hacer caer a Gamsajurdia.
Misión secreta
La misión de Guiorgadze se mantenía ayer en el más estricto secreto. Mientras tanto, en Tbilisi, la calle principal, que lleva el nombre del poeta medieval Shotá Rustaveli, estaba cortada por barricadas de diferentes signos políticos.
La plaza frente a la casa de Gobierno estaba bloqueada por autobuses que tienen como misión proteger al presidente de un posible ataque de la oposición e impedir que sus miembros se acerquen y alteren el desarrollo normal de las manifestaciones que se organizan en apoyo de Gamsajurdia.
"Le quiero más que a mi hijo", dijo Venera Jaburzania, refiriéndose al presidente. Esta mujer de 60 años está, como muchas otras, en frente de la sede de Gobierno para demostrar su fidelidad al presidente. En las gradas del edificio se ve a grupos de soldados amados con suanadas y metralletas Kaláshnikov. Son de la Guardia Nacional, del batallón de Zugdidi, que ha permanecido fiel al presidente. "Kitovani es un traidor", declara un oficial de nombre Alexandre.
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