La técnica, clave en el récord de Powell
SANTIAGO SEGUROLA, ENVIADO ESPECIAL, La técnica ganó a la velocidad en la final de salto de longitud. Mike Powell, un especialista en este concurso, pudo con la tremenda acelaración de Carl Lewis, cuya aproximación a la tabla fue un kilómetro por hora más rápida que la del nuevo plusmarquista mundíal. Lewis reconoció que sus defectos técnicos le habían perjudicado en una noche que vio cinco de los siete mejores saltos de la historia. Powell añadió que su estilo es más parecido al que practican los europeos que a la escuela americana. "La velocidad no es todo", declaró su entrenador, Randy Huntington.
Los datos técnicos confirman que Lewis tuvo una aproximación a la tabla de despegue bastante más rápida que Powell. En su mejor salto -8,91 metros- recorrió los últimos seis metros a una velocidad de 40,53 kilómetros por hora. Es decir, progresó a 11,26 metros por segundo. Los seis metros anteriores los cubría a una velocidad ligeramente menor: 40,42 kilómetros por hora. Su problema nació de una menor comprensión técnica de la prueba, quizá porque Lewis es fundamentalmente un velocista que de vez en cuando toca la tecla de la longitud.'Dos y medio'
La técnica de vuelo de ambos atletas es la misma. Practican una doble tijera, conocida en jerga como dos y medio. Una vez que despegan, el impulso les sirve para dar tres pasos en el aire antes de caer con las dos piernas juntas en la arena. La caída de Powell en su mejor salto fue perfecta. Dejó las dos piernas sobre la arena y tuvo poder para proyectar el cuerpo hacia un lado, más adelante que la huella dejada por los pies. La marca de Lewis sobre la arena fue la que dejó su cuerpo, por detrás de los pies.
Más que la caída, las diferencias fueron marcadas por la distinta mecánica de los dos atletas en los últimos metros de la carrera. Powell dio 23 zancadas más tres pequeños pasos rituales en el inicio. Lewis se toma 26 zancadas para cubrir la distancia entre la salida y el despeque. Powell corrió los últimos seis metros a una velocidad de 39,38 kilómetros por hora, una desventaja de un kilómetro, por hora con respecto a Lewis. Una traslación directa a la longitud del salto daría siempre la victoria a Lewis. Más aún, los 8,91 de Lewis los consiguió con una ayuda de 2,9 metros por segundo. Powell logró el récord mundial con un viento de 0,3 metros por segundo.
"Mi técnica es más parecida a la de los soviéticos y alemanes que a la de los americanos", declaró el nuevo plusmarquista. Los europeos acostumbran a salvar sus graves carencias de velocidad con una gran atención a la mecánica de carrera y despegue. Su contacto con el suelo se realiza después de un movimiento de arriba hacía abajo que nace de la cadera. Este elemento es decisivo en los tres últimos pasos, los que anuncian la impulsión final. Con la cadera alta, el impacto de la pierna con el suelo proyecta al atleta con más fuerza. Es lo que hace Mike Powell.
Recurso de velocista
Lewis baja demasiado la cadera en el penúltimo apoyo, el que ayuda a recoger el cuerpo para el impulso final. Es un recurso de velocista. Esta diferencia en la traslación de la potencia al suelo le impide desarrollar toda la fuerza que acumula Powell, un hombre mucho más lento, cuya mejor marca en 100 metí os es de 10.44 segundos.
Carl Lewis no podría cambiar de técnica. Pese a sus incorreciones, es un saltador fantástico. En Tokio superó en cuatro ocasiones los 8,80 metros, en el mejor concurso de longitud que se ha visto jamás.
Mike Powell sólo pasó una vez de 8,80, pero fue suficiente para ganar a Carl Lewis y batir el récord del mundo. Aun así, se vio obligado a forzar su velocidad en el salto de su vida. En su mejor intento anterior había despegado a 38,52 kilómetros por hora. Su salto fue de 8,54 metros. Para conseguir su récord mundial, necesitó añadir un kilómetro por hora de velocidad. "No, creo que la aceleración en la carrera sea lo más importante. Creo que es más decisivo controlar la velocidad para tener el apoyo correcto en el despegue", señaló su entrenador, Randy Huntington.
El salto de Powell ha transformado su vida. Ayer ofreció una nueva conferencia de prensa y fue perseguido por un enjambre de niños. Un día antes, Powell no había firmado un solo autógrafo.
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