Compás de espera para las empresas españolas con intereses en la zona
Esperar con prudencia hasta ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Esta es la consigna de los empresarios españoles que tienen intereses en la Unión Soviética.El número total de empresas españolas que tienen algo que ver con la economía soviética ronda los tres centenares, según los datos que posee el Ministerio de Asuntos Exteriores. Sin embargo, no llega a la decena las que se han decidido a apostar claramente por la URSS. Entre ellas, las que poseen los intereses y proyectos más atractivos son Campofrío, Repsol, Kelme, Amper y Chupa Chups
Campofrío, en la órbita del Banco Central, posee un centro de producción que le ha supuesto una inversión de 600 millones de pesetas. El Consejero delegado de la entidad, Juan José Guibelalde, asegura que la situación "es de absoluta normalidad en la planta que tenemos en Moscú. Durante todo el día de hoy [ayer] hemos estado en contacto con sus responsables y nos han confirmado que las 100 personas que trabajan allí permanecen en sus puestos".
Repsol es otra de las grandes empresas españolas que está pendiente de las noticias que llegan de Moscú. Hace apenas nueve meses, Repsol Exploración firmó, junto a Petrofina y Total, dos acuerdos con las autoridades soviéticas para estudiar las posibilidades y explotar en su caso varios yacimientos en la República de Turkemistán. Fuentes de la empresa petrolera manifestaron que nada hace prever que se vayan a modificar estos planes a corto plazo y resaltaron que se encuentran "a la espera del desarrollo de los acontecimientos".
La empresa de telecomunicaciones Amper posee una filial denominada, Telur, así como una fábrica de teléfonos en Perm. Por su parte, Kelme y Chupa Chups acaban de culminar sus proyectos para entrar en la URSS. De hecho, el presidente de Chupa Chups, Enric Bernat, tenía previsto cortar la cinta de inauguración de su aventura soviética este mismo mes.
Ladrillos y azulejos
Al margen de estos proyectos de renombre, también cabe reseñar las nueve fábricas de ladrillos regentadas por empresarios españoles. Cinco de ellas son propiedad de la compañía catalana Agemac, dos de Ipiasa y otras dos de Industrias Pardiñas. En conjunto, la capacidad de producción de estas factorías de capital español se sitúa en torno a los 15 millones de ladrillos al año.
Otros proyectos inversores son la fábrica de azulejos en la ciudad de Toljatti, propiedad también de Agemac; la empresa de curtidos de STPI, en la república de Kazajstán; dos fábricas de pan en Krivoy, con la marca Inter-Rynok; o las tres plantas de fabricación de jeringuillas de un solo uso de la compañía Fabersanitas, o los tres grandes programas de constitución de una planta de la firma Cuétara en Leningrado.
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