Gatos en El Retiro
Si, como en Sodoma, hubiera que escoger a algunas personas buenas para salvar Madrid, y yo fuera el ángel, quizá buscarla entre las que, haga frío o calor, se dedican a proteger y alimentar animales. Así, he notado en la madrileña sala Florida Park de El Retiro cómo por las mañanas llegaba Javier (de 10 años) a compartir su bocadillo con los gatos que allí viven; a mediodía, los señores Mishimoto, japoneses, que les daban pescado; por las tardes, Azucena, una de las bailarinas, repartía la merienda con ellos antes del ensayo. Y a todas horas del día, algunas ancianas señoras del barrio de Salamanca les llevan comida, así como la que el propio cuerpo de cocina del restaurante debe sin duda reservarles de los restos, aunque sólo sea para evitar las ratas. Que Dios les bendiga por su altruismo y buen corazón. Qué ejemplo para todos los que pasamos por la vida con egoísmo y desdeñando a quienes son más indefensos que nosotros.-
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