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País de acusicas

El fisgón y el llorón se están convirtiendo en los tipos infantiles más conspicuos del patio de recreo americano.El fisgón, con un brillo de ayatolá en los ojos, va por ahí intimidando a los otros chicos, diciéndoles, como guardián de la corrección, que no deben fumar, estar gordos, beber alcohol, llevar pieles, comer carne o todo aquello que vaya contra las nuevas reglas tribales que se están conformando en la actualidad.

El llorón es, por el contrario, un abyecto demoniejo manipulador de la justicia; es, por así decirlo, el sarpullido que hay que atajar; es el alcalde de Washington, detenido (y cogido en cinta de vídeo) mientras fumaba crack en la habitación de un hotel, con una mujer que no es su esposa, y que se declara víctima de la mujer, de la justicia blanca o del universo, da igual.

Estos dos tipos, el uno hiperactivo y el otro hiperpasivo, están dando vida a algunas curiosas malformaciones del carácter americano. Los fisgones han empezado a infectar la sociedad estadounidense con una intolerancia asquerosa, con el celo de vigilar y forjar las vidas de los demás. ( ... )

Así se define lo que The Economist llama el "decadente puritanismo de Estados Unidos." ( ... ) Los dos tipos de fanatismo, la necesidad del puritano de reglamentar la vida de los demás o la pasión por culpar a todos excepto a uno mismo, conducen a una deprimente estupidez.

, 11 de agosto

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