Explosivos colocados por ETA paralizan el tráfico ferroviario e impiden viajar a 200.000 personas
El tráfico ferroviario quedó prácticamente paralizado desde las cero horas del sábado después de que ETA amenazara cuatro líneas férreas -ayer por la tarde lo hizo con una quinta- e hiciera estallar dos artefactos en las vías. La normalidad empezó a restablecerse por la tarde, después de 14 horas con el servicio suspendido en los principales itinerarios. Unos 200.000 viajeros se vieron afectados en una jornada marcada por el caos. No hubo suficientes autobuses para trasladar a los pasajeros por carretera en uno de los días punta de salida de vacaciones. Los servicios de información de Renfe quedaron saturados.
Los servicios, suspendidos por Renfe el viernes por la noche en las rutas amenazadas por ETA empezaron a restablecerse lentamente desde las 14.30 de ayer, a medida que los rastreos constataban la inexistencia de artefactos explosivos. Portavoces de Renfe manifestaron anoche que el tráfico se reanudaba con "mucha, mucha lentitud" en los trayectos al norte del país. Pasadas las ocho de la noche se comenzaba a reanudar el servicio con el sur de la península. Las mismas fuentes calcularon en unos 200.000 los viajeros afectados. Las primeras líneas en volver a operar fueron las que unen Madrid con Galicia, Asturias, País Vasco y Cataluña.Como el año pasado, ETA ha vuelto a provocar el caos en el transporte por ferrocarril. El viernes había amenazado con atentar, entre los días 2 y 25 de agosto, contra cuatro líneas: Gijón-Madrid, Madrid-Ciudad Real-Sevilla, Tarragona-Zaragoza-Madrid y Zaragoza- Miranda-Burgos-Valladolid. Ayer por la tarde la banda terrorista anunció que una nueva línea, Madrid-Segovia-Zamora, quedaba amenazada. En esta última línea el tráfico no había sido suspendido y los trenes circulaban anoche con considerable retraso.
En la madrugada del sábado, estallaban dos artefactos, que no causaron víctimas. El primero, a la 1:30, levantó 130 metros de vía cerca a la estación de Villamuriel de Cerrato (Palencia). La segunda bomba estalló en las inmediaciones de Villasequilla (Toledo) a las 5:30 horas e hizo intransitable la ruta Madrid-Sevilla.
Representantes del Ministerio del Interior y de Renfe estuvieron reunidos durante la noche del viernes y la mañana del sábado para estudiar la situación y coordinar las labores de rastreo de las vías. Éstas se hicieron utilizando trenes de reconocimiento, equipados con detectores de explosivos. Agentes de la Guardia Civil y conductores voluntarios de Renfe llevaron a cabo la operación. Hubo también rastreos a pie y con perros adiestrados. Se supervisó, incluso, el recorrido del tren de alta velocidad (TAV) Madrid-Sevilla, aunque aún no está en funcionamiento.
A pesar de que eran cuatro los trayectos objetivo (de ETA, la suspensión de viajes Fue más amplia. Afectó a todos aquellos que pasaran por algún tramo común a las cuatro líneas amenazadas.
Caos en Hendaya
Entre los trenes suspendidos figuraron los expresos Madrid-Gijón, Santander-Bilbao, Irún-Logroño-Pamplona y aquellos con recorridos transversales que unen Barcelona con Galicia y País Vasco. El tráfico entre Francia y España quedó cortado en la frontera de Hendaya. Las autoridades galas prohibieron a sus trenes traspasar el límite entre los dos países. Los viajeros debieron recorrer a pie o en autobús la distancia entre Hendaya e Irún. El tráfico fronterizo quedó restablecido a última hora de la tarde. También resultaron afectados los trayectos desde Barcelona hacia Madrid, Gijón, Sevilla, Córdoba, Málaga y Cádiz. La compañía utilizó, donde era posible, rutas alternativas a las amenazadas. También movilizó cerca de 200 autobuses, cantidad insuficiente para cubrir todas las rutas afectadas.Fuentes de Renfe aseguraron que fue imposible encontrar más autocares libres, debido a la alta ocupación de estos vehículos en las fechas veraniegas. De hecho, en la estación de Chamartín (Madrid), autobuses de Jaén y Ciudad Real desplazaban viajeros a Málaga.
El caos fue general en las principales estaciones ferroviarias, donde algunos viajeros se quejaban de la falta de previsión de Renfe, que ya el año pasado hubo de afrontar una situación similar. Algunos pasajeros que habían comenzado viaje el viernes a última hora hicieron la última parte del trayecto en autobús.
En Barcelona, un total de 4.000 personas fueron trasladadas ayer a sus lugares de destino en 85 autocares. La mayoría se dirigían desde Barcelona hacia el norte de España, una de las rutas más afectadas, junto a la que une la capital catalana con Zaragoza a su paso por Tarragona por la supresión de las líneas. Otros 55 autobuses trasladaron viajeros desde Zaragoza hacia Gijón, La Coruña y Vigo. En el País Vasco, el tráfico comenzó a restablecerse a partir de las dos de la tarde. Desde Valencia se suspendieron los trenes hacia la meseta y Andalucía.
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