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La mafia turca de la droga amenaza a los testigos del crimen de El Parador

Los siete testigos del crimen cometido el pasado 3 de julio en el bar El Parador, en Hortaleza, que costó la vida a Juan Francisco Liébana Arroyo, de 35 años, han sido amenazados de muerte por una red de narcotraficantes turcos, descubierta por la policía a raíz de la detención de Juan de Dios Rueda, El Barbó, presunto autor del asesinato.

Un confidente policial ha revelado que El Barbó, enfrentado a la mafia turca por no pagar el importe de una partida de heroína que esa red de narcotraficantes le había suministrado, asesinó a Liébana e hirió gravemente a Enrique Burgos, ambos amigos suyos, "porque sabían demasiado de él y de la organización". Burgos, de 39 años de edad, actuó como intermediario en la adquisición de la droga a los turcos. Éstos habían amenazado de muerte a El Barbó, quien decidió eliminar a sus amigos para evitar que revelasen su paradero a los mafiosos.El Barbó, según fuentes próximas a la investigación, intentó matar también a Burgos. Éste, sin embargo, logró salvar la vida, pese a los impactos de bala que recibió casi a bocajarro. Nada más recobrar el conocimiento en el hospital Ramón y Cajal, Burgos acusó a Juan de Dios Rueda de ser el autor de los disparos. El Barbó fue detenido nueve días después del tiroteo.

Según fuentes de la investigación, El Barbó se encontraba bajo los efectos de la heroína cuando efectuó los disparos. Con la información del confidente, la policía ha montado una operación para desarticular la red de narcotraficantes turcos.

Las investigaciones judiciales emprendidas revelan que en el interior del bar El Parador había 10 personas -y no tres, como confesó El Barbó- el día del tiroteo que costó la vida a Liébanas, de 35 años, y heridas muy graves a Burgos, de 39.

Al principio, El Barbó despistó a la policía diciendo que él se encontraba casualmente en el bar y que vio cómo "tres encapuchados" llegaron al local, armados con pistolas, y dispararon contra los clientes. Paradójicamente, también añadió que los encapuchados tenían nacionalidad turca, y apuntó que en ese momento sólo estaban en el bar él, Liébana y Burgos.

Coartadas inverosímiles

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No obstante, la policía ha confirmado que siete personas más presenciaron el tiroteo. Tres de éstas han sido ya localizadas, aunque todas han alegado "coartadas inverosímiles" para no verse mezcladas en el asunto, pues "temen por sus vidas", según el citado confidente.En círculos jurídicos existe también el temor de que la mafia turca pueda tomar represalias contra alguno de estos testigos.

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