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Denunciado en el Vaticano el cura torero de Titulcia

Angel Rodríguez Tejedor, párroco de Titulcia, aparecía como tercer espada en el cartel de la becerrada que se lidió en Colmenar de Oreja el 15 de septiembre del pasado año a beneficio del convento de las agustinas recoletas. A sus 55 años de edad, llenó la plaza hasta la bandera, fue volteado y recibió una cornada que le impidió entrar a matar y le mantuvo 15 días inmovilizado. Diez meses después de la becerrada de Colmenar, el cura de Titulcia se ha quedado "frío". Esta semana, la agencia Efe le comunicó que la asociación francesa de defensa de los animales Notre Dame de Toute Pitié ha enviado sendas cartas al secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano, y al arzobispo de Madrid, Angel Suquía, en las que reclama que "sea severamente amonestado" por "erigirse en verdugo de unos infelices animales" y "apuñalar repetidas veces a sus víctimas, ante los Ojos atónitos de los niños que lo presenciaron".Rodríguez Tejedor cree que el Código Canónico no contiene normas que prohíban torear a un cura. "Yo toreé para que las monjas hayan podido tener comida y calor este invierno", explica. Hasta el momento no ha recibido ninguna comunicación del cardenal Suquía, pero advierte que si es amonestado por sus superiores está dispuesto a dejar los toros: "Llevo 31 años de cura, y para mí eso es lo primero". Y añade: "Suquía ha bendecido una corrida a beneficio de la construcción de la catedral de la Almudena".

También recuerda que la primera vez que toreó en Colmenar, el entonces arzobispo Vicente Enrique y Tarancón comentó a sus colaboradores: "Menos mal que me quedan curas en la diócesis con sentido del humor".

El párroco de Titulcia pasó la mitad de su vida en una de las parroquias más pobres de Madrid, en la barriada de Villaverde. A los 24 años se puso por primera vez delante de un astado, después de bendecir una plaza para tentaderos en Colmenar Viejo. "Entonces corrían otros tiempos, y uno no podía quitarse la sotana ni para eso. Me enredé con ella y me pilló el becerro".

A pesar de las críticas, afirma que está tranquilo porque defiende una labor altruista al torear sólo para ayudar al prójimo: "El sueño sólo lo pierdo la noche antes de salir al ruedo".

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