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La oposición a Inspectores de Trabajo se remodela para atraer a más universitarios y mejor preparados

La Dirección General de la Inspeción de Trabajo está remodelando las oposiciones a inspectores de Trabajo para hacerlas más atractivas, captar a más licenciados y que estén mejor preparados. El objetivo que se pretende es aumentar el cuerpo en 300 plazas a lo largo de cuatro años, pero de las 100 ofrecidas en el ejercicio de 1999, cuyas pruebas se están finalizando ahora, sólo se van a cubrir entre 30 y 40.

La Inspección de Trabajo y Seguridad Social ha puesto en marcha un plan para atraer a los jóvenes universitarios hacia este cuerpo que necesita más inspectores. El Ministerio tiene previsto crear 300 plazas nuevas a lo largo de los próximos cuatro años. Pero se encuentra con que no sólo se presenta poca gente sino que, además, muy pocos consiguen aprobarlas. Para ello se ha dirigido a todas las direcciones provinciales de Trabajo, Inspecciones de Trabajo y cátedras de la materia para que divulguen las novedades que el Ministerio va a introducir.Las pruebas de las oposiciones para cubrir las 100 plazas ofertadas en 1990 se están terminando ahora pero, de las 350 personas que se han presentado, sólo aprobarán entre 30 y 40, según cálculos de José Ignacio Domínguez, director general de Inspección de Trabajo. En 1986 sólo se cubrieron el 57% de las 40 plazas convocadas, al año siguiente el 55% de las 20 ofertadas y en 1988 el 65% de otras 20 plazas. El poder de convocatoria es mínimo si se compara con el de otros cuerpos del Estado. En las oposiciones a judicaturas, por ejemplo, se suelen presentar entre 5.000 y 6.000 licenciados para 200 plazas cada año. "En otras oposiciones existe la vocación pero hay licenciados que se plantean entrar en la función pública según donde sea más fácil ingresar", señala José Ignacio Dominguez.

El primer cambio introducido ha sido ofertar el mismo número de plazas todos los años (unas 100) para que los opositores tengan expectativas de futuro, que sepan que va a haber oposiciones cada año y con un número parecido de plazas en cada convocatoria.

Otra novedad es que "se garantiza la estabilidad de las oposiciones no alterando el programa de un año para otro", añade el responsable que explica que, además, el Ministerio quiere elaborar un texto de los temas porque no existe ninguno y cada prepararador o inspector tiene que hacerse el suyo propio. También tienen previsto "simplicar las pruebas" transformando una parte de una prueba del en práctica. Para facilitar la labor a los opositores con ingresos bajos, la dirección general de Inspección de Trabajo está negociando con la Asociación de Cajas de Ahorro para las Relaciones Laborales (ACARL) un concierto por el que se concederían créditos blandos a los opositores.

Los planes del Ministerio de Trabajo consisten en aumentar el cuerpo de inspectores que están en la calle de 515 a 800 en los próximos cuatro años. Los inspectores de nuevo ingreso tienen un sueldo bruto anual de 4.300.000 pesetas al año.

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