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El 'número dos' de Libia intercedió ante Siria por los rehenes británicos en Líbano

El número dos del régimen libio, el comandante Abdelsalam Jalud, pasó dos semanas en España en junio, que aprovechó para interceder ante el vicepresidente de Siria, Rifaat el Asad, por los rehenes británicos en Beirut y a favor de los grupos palestinos afincados en el sur de Líbano, una región que el Ejército regular libanés se esfuerza por controlar con el apoyo sirio, según indicaron fuentes diplomáticas árabes.

Procedente de Roma, Jalud, de 51 años de edad, llegó el 3 de junio en visita privada a Madrid, por primera vez desde hace 22 años, donde se reunió con hombres de negocios árabes y cenó con el director general de Africa y Oriente Próximo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Jorge Dezcallar. A continuación viajó a Marbella, donde sólo interrumpió su ocio para entrevistarse dos veces con Asad.A su interlocutor le instó a que Damasco ejerza toda su influencia en Líbano para obtener la liberación de los tres rehenes británicos allí secuestrados y asocie, en la medida de lo posible, a Libia a esta operación de puesta en libertad. Los tres cautivos son Terry Waite, emisario del arzobispo de Canterbury, desaparecido hace tres años y medio; el cámara de televisión John Mac Carthy, apresado hace cuatro años, y el ex piloto Jack Mann, capturado hace dos años.

Aunque reside gran parte del año fuera de su país y pasa temporadas en Marbella, Asad cuenta con mucha autoridad en Siria porque, además de ser hermano del jefe del Estado, es vicepresidente encargado de defensa y seguridad. La Prensa norteamericana le ha acusado de estar "situado en los más altos niveles de la corrupción ( ... )- y de participar "en oscuras empresas tales como la extorsión monetaria de los narcotraficantes ( ... ) ( Time, 19 de diciembre de 1983), pero EE UU también le debe el favor, que le agradeció el presidente Ronald Reagan en un telegrama, de haber obtenido la liberación en julio de 1983 del rehén David Dodge, administrador de la Universidad Americana de Beirut.

Asad recordó, al parecer, a su interlocutor libio que los rehenes no estaban en manos sirias y no se comprometió a nada. Jalud estaba interesado en poder apuntarse parte del tanto de la liberación para facilitar así el acercamiento de su país al Reino Unido, que rompió relaciones diplomáticas con Libia en abril de 1984, después de que la policía británica Yvonne Fletcher, de 25 años, resultase muerta por un disparo efectuado desde la Embajada libia en Londres.

El Gobierno británico impide además el levantamiento de parte de las sanciones impuestas en abril de 1986 por la Comunidad Económica Europea al régimen del coronel Muammar el Gaddafi, que ahora ya se reducen, esencialmente, a un embargo de venta de armas. En febrero pasado, Trípoli pidió de nuevo ' a España que abogase por el desbloqueo de sus relaciones con la CE, con mayor razón porque Libia mantuvo una actitud moderada durante la guerra del Golfo. Por ese mismo motivo, el Reino Unido decidió en noviembre restablecer relaciones con Damasco.

Coincidiendo con la estancia de Jalud en España, las autoridades libias hicieron otro gesto de buena voluntad entregando al diputado conservador Teddy Taylor durante su paso por Trípoli 46 millones de pesetas para indemnizar a la familia Fletcher y un mensaje de condolencia por lo sucedido hace siete años.

El Reino Unido ha puesto, sin embargo, el listón muy alto y reclama para reanudar con Libia 140 millones más, junto con una condena pública del terrorismo y exhaustiva información sobre las armas que suministró al Ejército Republicano Irlandés. Las recientes revelaciones del diario Los Angeles Times y de los semanarios Stern y L'Express sobre la conexión libia en la voladura del Boeing 747 de Pan Am (271 muertos), en diciembre de 1988 en Lockerbie (Escocia), y del DC-10 de UTA (170 muertos), en septiembre de 1989 en Níger, no van a ayudar a Gaddafi a romper su aislamiento.

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