A golpe de pedal
Madrid es una ciudad peligrosa y difícil para utilizar la bicicleta como medio de transporte
"Es práctica, barata, sana, limpia y no contamina", asegura Antón Laguna, un madrileño de 27 años que cada día se aventura por Madrid con su bicicleta. Para unos es un loco, y para otros, un valiente. Él, sin embargo, considera la bici el mejor transporte para moverse por una capital atascada, contaminada y sobre todo peligrosa: las calles no tienen espacios para los ciclistas, y los conductores los ignoran. En lo que va de año han muerto ocho amantes del pedal en la Comunidad de Madrid en accidentes de tráfico, casi todos por atropello, según la Federación Madrileña de Ciclismo.
Antón es uno de los seducidos por la revolución verde; por eso se mueve a golpe de pedal. Antes de terminar la carrera de Bellas Artes iba hasta la facultad en bici. Ahora la utiliza para todo, lo mismo para llegar hasta su estudio que para ir al Rastro un domingo por la mañana. Antón asegura: "Madrid es una ciudad practicable y accesible a la bicicleta. Tiene muchas cuestas, pero siempre después de la subida te espera una relajante cuesta abajo". Antón reconoce que tiene muchos inconvenientes, como estar todo el tiempo rodeado de contaminación, pedaleando entre el monóxido de carbono que desprenden los coches.También están los riesgos. Por ejemplo, el conductor o el pasajero que abre la puerta de su automóvil sin mirar si viene alguien por los lados. En ese momento sólo quedan dos soluciones: un regate rápido y corto o un salto mortal digno de los más expertos acróbatas. Otro problema lo constituyen los baches del asfalto. Además está el inconveniente de tener que circular por una ciudad que no está pensada para los ciclistas: los carriles bici no existen.
Sólo en los parques o en zonas ajardinadas se favorece la circulación de bicicletas, especialmente los fines de semana. Izquierda Unida y la Federación Madrileña de Ciclismo han solicitado la creación de un circuito estable en la Casa de Campo. Pero Madrid todavía no es Berlín o Nueva York, y mucho menos Amsterdam.
100.000 aficionados
La Federación Madrileña de Ciclismo reconoce que son muy pocas las personas que utilizan la bicicleta a diario, "aunque los fines de semana cerca de 100.000 madrileños recurren a la bicicleta para hacer excursiones". La federación ha solicitado a la Dirección General de Tráfico la creación de cinco rutas comarcales para ciclistas, donde la circulación de vehículos estaría restringida, y su velocidad, limitada a 40 kilórnetros a la hora. También ha solicitado que los grupos de deportistas por carretera puedan llevar un coche de asistencia que impida que puedan ser embestidos por detrás.Antón sabe que está solo en el asfalto, pero reconoce que entre los amantes de las dos ruedas sin motor existe cierto compañerismo. "Si tienes cualquier problema y estás tirado en el arcén, un ciclista nunca pasará de largo. Y sin necesidad de que pase nada, el cruzarte con otro colega provoca miradas de complicidad".
Complicidad que no comparten los conductores de coches. "Se dedican a freirte a bocinazos para que te apartes de su camino". La experiencia ha enseñado a Antón que lo principal para sobrevivir en una ciudad en la que las bicicletas no existen es la prudencia: "Hay que conducir con la cabeza". Él, naturalmente, busca las rutas con menos cuestas, atascos y polución. Está al lado de los ecologistas al decir: "Fomentaría las bicicletas. Ayuda a mantener en forma el cuerpo y la mente, y contribuye a una sociedad más sana y menos contaminada. Si tienes un poco de cuidado, no es tan peligroso ni se llega sudando al trabajo". Odia la cuesta de Atocha y adora el Madrid antiguo.
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