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El 'bloque de la muerte'

Un francotirador dispara a los albañiles en el barrio de Pan Bendito

Los albañiles que trabajan en Pan Bendito, un barrio marginal de Carabanchel, están asustados. Después de cada palada miran de reojo hacia los ventanales de los bloques que les rodean. El pasado 22 de mayo, un individuo, apostado en una ventana, la emprendió a tiros contra ellos, e hirió, aunque leves, a dos. Los albañiles temen que el pistolero, que no ha sido detenido, repita. Los heridos recibieron varias perdigonadas cuando construían un jardín público a escasos metros del ya denominado bloque de la muerte.

Los albañiles no saben con exactitud de qué ventanal partieron los disparos, si del bloque de la muerte o de cualquier otro, pero no pueden olvidar que el pistolero, que actualmente está siendo buscado por la policía, repitió su acción hace cuatro días.En esa ocasión hirió en la mano al usuario de un autobús que circulaba por la zona. "Así no podemos trabajar, y eso que es por su bien, ¡coño! ¡Que les estamos haciendo jardines ... !", espeta uno de los obreros. Estos operarios realizan desde hace dos meses obras de urbanización y embellecimiento de este barrio, dentro de un plan de recuperación de la zona que depende de la constructora Corviam.

"Le dicen el bloque de la muerte porque ahí ha pasado de todo. Viven camellos y gente rara", explica Tino, de 19 años, miembro activo de la Iglesia evangelista de Pan Bendito. Junto a él camina por el barrio otro muchacho, de origen gitano. "Él", dice Tino señalando a su acompañante, "antes era drogadicto, pero ha dejado de serlo al escuchar el mensaje de salvación".

Cuerpo a tierra

Aquel día, el de los tiros recuerda uno de los albañiles que desde hace varias semanas intentan lavar la cara de las calles y las aceras de este barrio marginal de Carabanchel, "tuvimos que tirarnos cuerpo a tierra".Algunos transeúntes, al escuchar las detonaciones, hicieron lo mismo y se tiraron al suelo, en una escena del más puro estilo Far West.

Los dos tiroteos se han convertido en el tema de conversación de los parroquianos que acuden cada día a los pocos bares que siguen abiertos en Pan Bendito.

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El último en cerrar sus puertas ha sido el bar Macle. Su propietario, harto de que algunos clientes se le fueran sin pagar y cansado de que más de un individuo le mostrara amenazante una navaja, optó por buscarse la vida de otra forma menos arriesgada.

"Aquí hay mucho malo ...", sentencia el propietario de un céntrico bar de Pan Bendito. "Hace cinco minutos que se me ha ido uno sin pagar; me ha sacado una navaja y me ha dicho que saliera a la calle si era un hombre", comenta. Otros comerciantes del lugar se resisten a claudicar ante las amenazas y la inseguridad de la zona, aunque, de seguir así el barrio, se auguran un incierto futuro.

Aunque siguen trabajando en un estado de tensa calma, después del tiroteo los albañiles amenazaron con plantarse y no mover un dedo hasta que la policía no velara por su seguridad.

Así ocurrió: varios vehículos policiales les han cubierto las espaldas durante tres días. "Pero la policía", se lamenta uno de los albañiles, que se opone a revelar su identidad ("aquí hay mucha gente rara como para señalarte", argumenta), "se ha marchado ya". "El tío ese sigue ahí con la escopeta, en alguna ventana".

Un responsable de Corviam, la constructora contratada para urbanizar Pan Bendito, tampoco quiere que su nombre salga a relucir, pero dice: "Este barrio es muy conflictivo... Ni delante del juez se ha podido demoler una vieja casa en la que todo el mundo sabe que se vende droga". Este cargo directivo cuenta las numerosas fechorías que él mismo ha visto, o le han contado otros, desde que se hizo cargo de la urbanización del barrio.

"Mucha gentuza"

Una mujer de origen gitano, que dice apodarse la Lola Flores, asegura que "sí, hay mucha gentuza" en el barrio. Tino es más optimista que ella: "Ya no hay tanta conflictividad; antes era mucho peor".Fuentes policiales de Carabanchel coinciden con Tino en que Pan Bendito no es tan peligroso como antes. "En comparación con otras, es una zona relativamente tranquila. Además, está muy cerca de la comisaría y casi siempre hay zetas recorriendo la zona", aseguran.

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