La aIternativa Aznar
Considera el articulista que una de las razones esenciales para explicar la alta abstención de los últimos comicios es la ausencia de listas abiertas, que hace que los auténticos electores sean los estados mayores de los partidos.
Después de las elecciones celebradas el pasado 26 de mayo, el ciudadano español se ha visto abrumado, como siempre ocurre, por las propagandas triunfalistas de los partidos políticos. Todos, como también es costumbre, recalcan el éxito electoral obtenido por sus respectivas actitud de Adolfo Suárez, quien presentó su dimisión como presidente del CDS; gesto de realismo y voluntad democrática, usual en las democracias más avanzadas y desarrolladas, y que hay que destacar por cuanto actitudes de este tipo son poco frecuentes.Pasado el torbellino del triunfalismo, y entrando en un análisis sosegado y sereno, advertimos que un hecho sobresaliente de estas elecciones es el de la importante abstención, la cual ha alcanzado cotas nunca dadas en elecciones municipales anteriores. Desde los aparatos de los partidos siempre se intenta justificar la abstención atribuyéndola a factores climatológicos. A mi juicio, la abstención tiene en España una raíz muy profunda, que ningún partido político quiere cambiar y que es, exactamente, la ley electoral. Ésta falsea el auténtico espíritu democrático al imponer el sistema de listas cerradas, ya que el votante se ve obligado a elegir a los candidatos impuestos por los partidos, no a los representantes directos del propio pueblo. Y el factor personal (en unas elecciones municipales, cuando se trata de elegir al que va a arreglar la carretera, a mejorar la limpieza de la ciudad, etcétera, etcétera) resulta un factor decisivo.
Yo estoy convencido (y por eso vengo defendiendo esta tesis desde 1985) que las listas abiertas devolverían a los ciudadanos la facultad de elegir. Por tanto, con las listas abiertas aumentaría la participación.
Quiero a continuación enumerar los datos más relevantes de estas elecciones:
1. El PSOE, a pesar del affaire Guerra, del deterioro económico actual (aumento de las quiebras en nuestras empresas; crisis del turismo; déficit exterior; incremento de la política fiscal, etcétera), a lo que hay que añadir la cadena de huelgas protagonizadas por los sindicatos en días previos a la votación, no sólo no ha perdido las elecciones ni se ha derrumbado, como hubiera sido normal en cualquier país democrático de la Europa occidental, sino que las gana al aumentar cerca de un 2% con respecto a las municipales de 1987.
2. El primer partido de la oposición, es decir, el PP, sigue sin rebasar la barrera establecida por Fraga en 1982, el llamado techo (5.200.000 votos). Tampoco rebasa el tanto por ciento que obtuvo el PP (entonces AP) en las elecciones europeas de 1987, donde hubo una abstención muy parecida a la actual (cerca del 40%), y donde la lista de AP obtuvo el 25,8%. Si se comparan ambas cifras con los 4.080.000 votos logrados por el actual PP en las elecciones del 26 de mayo, donde ha obtenido igualmente el 25,21%, se demostrará que lo mismo con mayor que con menor abstención el PP en las recientes municipales no ha rebasado en ningún caso el 25,8% antes citado.
Aumento socialista
3. En el año 1987, el número de concejales del PSOE fue de 23.241; cuatro años después, en las elecciones del pasado día 26, ha obtenido 22.804, es decir, sólo 436 menos. Por el contrario, el PP en 1987 obtuvo 18.167 concejales, y en 1991 ha obtenido 15.735, es decir, 2.432 menos. Quiere decirse que el PSOE en estas últimas elecciones ha aumentado su ventaja en número de concejales con respecto al PP.
4. Si en 1987 el PSOE más IU obtenían el 42,8% de los sufragios, en 1991 han obtenido el 46,8%. Dicho de otro modo, la izquierda ha crecido porcentualmente con respecto al centro-derecha.
5. La alternativa que se ofrece a los electores desde el centro-derecha (PP) está sufriendo un proceso constante de deterioro. Allí donde aparece una oferta de derecha regional nueva, el PP baja alarmantemente, o desaparece. Veánse los ejemplos de Cantabria y Alava. La coalición efectuada con UPN en Navarra (desapareciendo el PP en aquella comunidad autónoma) no va a servir ni tan siquiera para gobernar, que fue la única razón por la cual se pidió el sacrificio a los militantes del PP; la suma de diputados del PSOE con IU es superior a la de UPN.
6. Los indudables éxitos del PP en Madrid y en Castilla y León, donde se han logrado mayorías absolutas que antes no existían, se han obtenido a costa de un fenómeno ajeno: la desaparición del CDS. Este hecho no ha sucedido sólo en esas dos comunidades, sino prácticamente en el resto de España; ha afectado beneficiosamente al PP pero también a IU, convirtiendo a ésta en la clave de muchas alcaldías españolas. IU pasa a ser la llave -la famosa bisagra- que antes tenía el CDS. La nueva situación resultará extraordinariamente peligrosa para la política económica del Gobierno González-Solchaga, pero sobre todo para los principios de la derecha.
7. La previsible pérdida de la alcaldía de Sevilla por parte del PSOE, si se confirma que el PP apoyará al candidato más votado, que es Alejandro Rojas Marcos, supondrá avalar a éste y a su partido como el candidato futuro de un centro regionalista andaluz; con ello, el PP se creará así mismo, un nuevo competidor en Andalucía, al estilo del PNV en el País Vasco o de CiU en Cataluña; competidor que, evidentemente, antes de las elecciones del pasado 26 de mayo no existía como tal, o al menos con tan singular vigor y potenciación.
8. Es cierto que la desaparición del CDS convierte al PP en la fuerza política de centro que tanto ansiaba José María Aznar; pero lo que resulta paradójico es que pueda alguien proclamarse de centro sin tener a nadie por la derecha.
9. Cuando Aznar proclama que su política hacia el centro ha cosechado el fruto esperado se equivoca rotundamente o no sabe sumar, ya que las cifras desmienten tal teoría; así, el 31% que representaba la suma de los votantes del PP más el CDS, restando el 3,8% que ha obtenido el CDS, daría, de ser cierta la tesis que afirma Aznar, que el PP hubiera llegado a cerca del 28%; por tanto, si el PP obtiene el 25% significa que cerca de la mitad de los votantes perdidos por el CDS han ido a parar al PSOE, que a su vez ha perdido votos por su izquierda en favor de IU.
Luego el PP no ha sido capaz de recuperar nada más que el 50% de los votos perdidos por Suárez, y en su política centrista y de acoso al CDS ha llevado al otro 50% de los votantes del CDS a votar al PSOE.
10. En ningún país de Europa occidental existe una situación en la cual la oposición, que se define como alternativa, se distancie por debajo del partido que gobierna en cerca de 13 puntos porcentuales. Las máximas distancias entre la derecha francesa, inglesa o alemana,con respecto de la izquierda en esos mismos países, según el caso gobierno u oposición, son de tres a cuatro puntos porcentuales.
La conclusión a la que yo llego, en virtud de los precedentes datos objetivos, se puede resumir en dos puntos: primero, el PP sigue, a corto y medio plazo, sin ser alternativa de poder real; se'gundo, el PSOE (de realizar con IU pactos para conservar su fuerte influencia en los municipios españoles) deberá pagar la prenda pedida por el PC y por los sindicatos de girar su política hacia la izquierda.
La definitiva y concluyente reflexión final se traduce en la respuesta a una pregunta: para los votantes del centro y de la derecha ¿ha mejorado o ha emporado su situación después de las elecciones del 26 de mayo? Que cada uno se responda a sí mismo, aunque no deja de extrañarme que algunos medios de comunicación, que dicen ser representativos de la opinión de la derecha, estén en estos días llevando a la confusión y engañando a la misma, presentando como éxito algo que no lo es, probablemente llevados por el afán de confundir los deseos con la realidad.
Lamento que decir esto en voz alta defraude a mucho electorado animoso del bentro-derecha, pero los hechos están ahí y la verdad, como se ha dicho, es que "los hechos son tozudos". Hay que ser amigo de Platón, pero más amigo de la verdad. Yo me quedo con la conciencia tranquila al decir que los tantos comentan en privado, pero solamente unos pocos nos atrevemos a expresar en público.
Gabriel Camuñas Solís fue vicepresidente de AP desde 1980 a 1986 y, en la actualidad, militante del PP.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.