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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El pacifismo de Bertrand Russell

En estos días de primavera ¡nicio la lectura del segundo volumen de la autobiografía del célebre filósofo británico y empedernido pacifista.En primer lugar, no puedo omitir lo que el propio Russell confíesa en el pórtico al primer volvimen de estas memorias. Dice así:

"Tres pasiones simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda de conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de aquí para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación".

Este segundo tomo abarca un periodo de tiempo cargado de significación histórica. Comprende desde el año 1914 hasta 1944. ¡Años trágicos, cargados. de incertidumbres!

Bertrand Russell, consecuente con sus ideas pacifistas, al estallar la primera conflagración mundial, se opone decididamente a la participación de su país en la lucha y combate, asumiendo todas las consecuencias, las ideologías que hacen posible tamaña tragedia.

Confiesa que en aquellas circunstancias se siente desfallecer por momentos; busca consuelo y lo encuentra en su compañera Ottoline, de la que dice: "Si no hubiese sido por ella al principio me habría quedado completamente solo; pero ella nunca flaqueó ni en su odio a la guerra ni en su negativa a aceptar los mitos y falsedades que inundaban el mundo".

Un encuentro con el filósofo americano de origen español Santayana le proporciona "un leve consuelo". En efecto, la ¡mperturbabilidad fillosófica de Jorge de Santayana, no compartida por Russell, algo le impacta.

A este respecto, el pensador británico escribe lo que sigue: "Justo antes de la batalla del Marne, cuando parecía que los alemanes estaban a punto de tomar París, él comentaba con voz adormilada: 'Creo que debo ir a París. Tengo allí mis calzoncillos de invierno y no me gustaría que cayesen en manos de los alemanes".

En resumen, la lectura de las páginas de Bertrand Russell resulta reconfortante en el mundo actual, atormentado por innúmeros problemas y que tan olvidadizo se muestra en relación con las trágicas lecciones que la historia debiera enseñarnos. -

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