Estancamiento del proceso negociador en el Ulster
La negociación para encontrar una salida al conflicto en Irlanda del Norte sigue sin arrojar resultados positivos, y cada día que pasa se agrandan las diferencias entre las partes implicadas. Peter Brooke, el ministro británico para Irlanda del Norte, estuvo ayer en Dublín intentando parchear una balsa cada vez con menos aire, mientras en Belfast los políticos se lanzaban dardos verbales.
Las conversaciones que se iniciaron hace un mes han llegado al ecuador de su prevista duracion sin que se haya avanzado un milímetro: cada día hay reproches, una creciente desconfianza mutua y la acusación de que la otra parte está sólo interesada en boicotear el proceso. La última crisis se ha producido por la negativa de los dos partidos unionistas (protestantes) a aceptar a lord Carrington como presidente neutral de la segunda fase de las negociaciones, en la que Dublín ha de entrar en escena.
La propuesta del ex secretario del Foreign Office, aceptada por Irlanda y los otros dos partidos del Ulster, estaba abocada al fracaso. Carrington es una de las bichas de los políticos unionista a los que considera nefastos. La presentación de su candidatura o ha sido un enigmático acto de maquiavelismo o un calamitoso error por parte de Brooke.
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