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La falta de fondos y contratos leoninos "atrapan" a miles de extranjeros en Irak

Ángeles Espinosa

La guerra del Golfo originó prisioneros distintos de los que se conocen con las siglas inglesas POW (Prisoner of war, o prisionero de guerra). Después de que los iraquíes recobrasen hace un par de semanas su derecho a viajar, suprimido durante todo el conflicto bélico, han quedado atrapados en el país varios miles de extranjeros, obligados por contratos leoninos o por la simple carencia de dólares.

Mark es un keniano que llegó a Irak un par de meses antes de que estallara la crisis del Golfo. "Un amigo me habló de las posibilidades de trabajo y vine a verle. Acababa de firmar el contrato cuando empezó todo y ya no me pude marchar", cuenta con angustia. El joven, que trabaja de maletero en uno de los grandes hoteles de Bagdad, pasó la guerra muerto de miedo y no se avergüenza de reconocerlo."He firmado por dos años, y si quiero irme antes, tengo que aguantar seis meses. Antes de la guerra, llamé a mi hermano para que me mandara dinero, pero en el banco, en vez de entregarme los dólares, me dieron su equivalente en dinares", explica, dando a entender que pensaba recurrir al mercado negro para comprar su libertad. Ahora, con la ciudad en calma, parece más resignado con su suerte.

Llenar huecos

Otros se metieron en el tinglado a sabiendas y no le dan tanta importancia. Es el caso de Alí, un camarero indio que se vino a Irak en agosto, cuando la mano de obra empezó a escasear ante la estampida de los emigrantes. "Si hemos aguantado la guerra aquí, por qué no vamos a quedarnos ahora que las cosas están tranquilas", se pregunta pragmático.

Su compatriota, P. V. Vivekanand, comparte sólo a medias esa impresión, ya que le preocupa el no poder enviar dinero a su familia.

Tras ocho años en Irak, puede viajar a Arrimán cuando quiera, pero la prohibición de exportar dólares le impide comprar un billete de avión. "¿De qué me sirven todos los dinares ahorrados?", lamenta; "rmentras dure el embargo, no habrá dólares a la verita".

Esa es por ahora la mayor preocupación de las autoridades y de los particulares. Las primeras, para salvar al país del ahogamiento económico y poder llevar adelante la tarea de reconstrucción que le devuelva a la normalidad. Los segundos, para al menos creer que es posible el sueño de viajar.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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