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LA POLÍTICA FRANCESA

Un electrochoque de corto alcance

La derecha francesa obtendría hoy la mayoría absoluta pese al nombramiento de Cresson

Hace dos semanas, al nombrar a Edith Cresson primera ministra de Francia, François Mitterrand pretendía atajar el descenso en la popularidad de los socialistas. El electrochoque fue eficaz -entre el 65% y el 70% de los franceses aprobaron el nombramiento de Cresson-, pero de corta duración. Según la última encuesta BVA-Paris-Match, si se celebraran esta misma semana elecciones legislativas en Francia, la oposición de derecha obtendría un 48%, de los votos y la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. La izquierda -socialistas y comunistas -debería conformarse con el 38%.

Sociólogos y comentaristas políticos se preguntan estos días si el llamado efecto Cresson no habrá sido más que una rosa de primavera. La primera mujer que asume la jefatura del Gobierno francés sigue contando con la simpatía de sus compatriotas, pero es una simpatía expresada a su persona, no a su equipo o su programa de gobierno. Dos semanas después de su llegada al Hotel Matignon, los franceses parecen haber llegado a la conclusión de que Cresson podrá cambiar más bien pocas cosas.Por el momento, la primera ministra no parece tener demasiada suerte. Al poco de su nombramiento se hizo público que la economía francesa no había crecido ni una sola décima en el primer trimestre de este año, y se anunció que el país entra en la recta final que debe conducirle a los tres millones de parados. Poco después, los suburbios de las grandes ciudades registraban un súbito aumento de Fiebre juvenil, y un detenido de origen magrebí fallecía en una comisaría por falta de asistencia médica. Entretanto, los nacionalistas corsos volvían a colocar coches bomba, indignados por el rechazo del Tribunal Constitucional francés a reconocer la identidad nacional de la isla mediterránea.

Herencia negativa

"Edith Cresson", escribió el pasado miércoles Le Canard Enchainé, "ha comenzado su labor cosechando la herencia negativa de la década presidencial de Mitterrand". En realidad, Cresson fue nombrada para navegar en la tormenta, y ella lo sabía al aceptar el puesto. La mujer que los campesinos franceses llamaban la perfumada en su periodo de ministra de Agricultura también se ha ganado con el tiempo otros apodos, entre ellos los de la peleona y la dama de hierro y terciopelo. Por su parte, Mitterrand, conocedor de su tenacidad, le suele llamar con cariño mi soldadito.Consciente de que la designacíón de Cresson ha abierto un periodo preelectoral, la oposición de centro y de derecha está siendo implacable con la primera ministra. Charles Pasqua, el ex ministro del Interior de Jaeques Chirac, la tilda cada vez que tiene ocasión de "el loro de Mitterrand". Es una idea que, en cierto modo, ha sido recogida en el popular programa humorístico

Bebete show, de la cadena TF-1 El pasado lunes, Cresson se incorporó al reducido grupo de líderes políticos franceses caricaturizados en ese programa. La primera ministra fue representada como una pantera pelirroja que repite literalmente todo lo que dice Mitterrand (una rana llamada Dieu)."Y Dios nombró la mujer", tituló Libération al día siguiente del nombramiento de Cresson. "Caprice de Dicu" ("Capricho de Dios"), ironiza desde entonces Le Canard Enchainé. La estrecha relación personal y política entre Cresson y Mitterrand ha llevado al diputado de la oposición François d'Aubiert a bordear los límites de la corrección al llamar a la primera ministra "la Pompadour socialista", en alusión a la que fuera amante y consejera política del rey Luis XV.

La llegada de Cresson a Matignon había despertado la esperanza en un cambio en la política gubernamental de los socialistas o al menos en su estilo. Cresson consumió una primera parte de su capital de popularidad al mantener a todos los elefantes socialistas en sus poltronas ministeriales. Luego, en su primera intervención ante la Asamblea Nacional volvió a pinchar en hueso.

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