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El Partido del Congreso elige a Narashima Rao sucesor de Rajiv Gandhi

P. V. Narashima Rao fue elegido ayer por unanimidad presidente del Congreso (I), en sustitución del asesinado Rajiv Gandhi. Este veterano político indio, que cumplirá 70 años el mes próximo, es conocido como "el hombre que nunca tomó una decisión", pero tiene a su favor el no ser conflictivo y representar el consenso. "Es un filósofo, es el profesor, el abuelo de todos. Nadie puede ir contra él porque él no ha ido nunca contra nadie", dice Aneil Mathrani, dirigente del Congreso.

Se cuenta con sorna que cuando Indira Gandhi le nombró jefe del Gobierno de Andhra Pradesh en septiembre de 1971, Rao iba tres o cuatro veces por semana a Nueva Delhi a preguntarle a la primera ministra lo que debía hacer. "Pasaba más tiempo en Nueva Delhi que en Hyderabad", afirma la periodista Latha Jishnu. La distancia entre ambas capitales supera los 1.700 kilómetros.Brahmín, como los Gandhi, se enfrentó a los grandes terratenientes del Estado que eran de la casta redy, en defensa de las clases más desfavorecidas, pero cuando trató de poner una limitación a la propiedad de la tierra la campaña desatada contra él por los redy le obligó a abandonar el cargo a sólo dos años de ocuparlo, y Andhra Pradesh quedó bajo el gobierno directo del poder central. Muchos de los dirigentes del Congreso dicen abiertamente que saben que Rao no es el hombre fuerte y dinámico que la reforma del partido requiere, pero en estas críticas circunstancias lo único que buscan es una persona que mantenga la unidad. "Cualquier candidato que no sea Rao podría provocar una escisión", añaden.

Narashima Rao es un abogado que abandonó su profesión para dedicarse a la política en 1957, después de ganar su primer escaño en la asamblea de su Estado natal, Andhra Pradesh. Cinco años antes se había presentado como candidato por ese Estado para la Cámara baja del Parlamento, pero no logró hacerse con el escaño. Quienes le conocen aseguran que su auténtica pasión es la cultura. Le fascinan los idiomas, ha traducido diversos libros del sánscrito al hinti y le gusta leer las obras de los grandes maestros de la literatura mundial en versión original. Por ello aprendió la lengua de Cervantes. "Hábleme en español. Yo no lo hablo, pero lo entiendo y me encanta oírlo", dijo el lunes a esta enviada especial durante el viaje en tren de Nueva Delhi a Allahabad para depositar en el Ganges las cenizas de su predecesor, Rajiv Gandhi. Menudo, delgado, con una salud quebradiza -hace unos meses fue intervenido quirúrgicamente para colocarle un bypass-, Rao es reservado, de costumbres austeras y ha recorrido casi todos los escalafones y puestos del partido y de la Administración, primero dentro de su Estado y luego a escala nacional. El hombre de máxima confianza de Indira Gandhi saltó de Hyderabad a Nueva Delhi en 1974, cuando se convirtió en el secretario general del Congreso, pero su familia se quedó en Andhra Pradesh.

En el Gobierno central, Rao ha ocupado las carteras de Interior, Defensa, Recursos Humanos y Sanidad, y en los dos últimos años de Rajiv Gandhi como primer ministro, 1987-1989, fue su ministro de Asuntos Exteriores. Con Rao al frente de la diplomacia el Ejército indio intervino en Maldivas, para evitar el triunfo de unos golpistas, y en Sri Lanka para "pacificar" el país, que se desangraba en una guerra larvada entre la minoría tamil y la mayoría zingalesa, pero aquí sólo logró un baño de sangre. Ambas decisiones fueron de la presidencia del Gobierno.

"Necesitamos alguien que nos aconseje, y ése es Rao. No es un líder pero es un sabio, veterano y respetuoso, cuya personalidad será una buena guía en medio de la confusión que ahora reina en nuestras filas", señala la ex diputada Shiela Dixit.

El pragmatismo del sur

Andhra Pradesh es un Estado del sur de India, y hasta ahora todos los dirigentes del Congreso habían sido del norteño Uttar Pradesh. El sur indio es más pragmático que el norte, y el hombre de la calle, incluso Anil Sharma, director de un banco en Matura (Uttar Pradesh), considera que "está bien eso de que les haya tocado el turno a los sureños".Narashima Rao se ha beneficiado del apoyo de los cuadros jóvenes del Congreso, que ven en el anciano dirigente un hombre "honrado y sin ambiciones" que puede dirigir el partido hacia unas elecciones necesarias para saber "dónde está cada uno". La nueva generación de congresistas salida al amparo de Rajiv Gandhi quiere, ahora que ya no está él, que se vuelva a la antigua práctica del Congreso de separar la presidencia del partido de la jefatura del Gobierno, o bien convertir la presidencia en un cargo meramente honorífico y tender hacia una dirección colegiada.

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