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El 'ejemplo' francés

En 1981 los socialistas franceses llegaron al poder proclamando su intención de "torcer el cuello a la inmoralidad de la vida pública" que, en su opinión, había caracterizado cinco lustros de hegemonía de la derecha. Una década después, socialismo y escándalos de falsas facturas están tan asociados para los franceses como lo estuvieron Giscard y los diamantes de Bokassa.Hace unas semanas, una personalidad próxima a François Mitterrand declaró al diario Liberation. "A diferencia de la derecha, los socialistas no podíamos contar con el dinero de la gran burguesía. Para Financiar nuestras actividades tuvimos que apañárnoslas como pudimos. De allí nació el invento Urba".

Urba es el supuesto gabinete de estudios oficioso de Partido Socialista francés (PS). Cualquier gran empresa de la construcción que aspire a hacerse cargo de unas obras públicas en un municipio socialista; cualquier cadena de hiperrnercados que desee abrir uno en ese rnismo municipio, no tienen nada más que dirigirse a Urba. El gabinete conseguirá que los concejales o consejeros socialistas vean con muy buenos ojos los objetivos de esa empresa.

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El 2 de febrero de 1989, Paul Peltier, patron de la SORMAE, filial meridional del gigante frajicés de la construcción SAE, declaró al inspector Antoine Gaudino, de la brigada Financiera de Marsella: "Urba cobra por cada contrato público que nos consigue un porcentaje que va del 1% al 3%. Para justificar esa cantidad, Urba nos factura prestaciones completamente inexistentes o corripletamente inútiles. Esas supuestas prestaciones enmascaran un impuesto directo en beneficio del Partido Socialista".

Gaudino sería desposeído del caso poco después. Cuando contó su historia en el libro titulado La investigación imposible, el ministro socialista del Interior, Philippe Marchand, le expulsó del cuerpo. En el asunto de las falsas facturas se vieron implicados una veintena de concejales Y consejeros socialistas de la región. Más grave todavía, Henri Nallet, actual ministro de Justicia, había sido el tesorero de la campaña electoral de François Mitterrand que había recibido el dinero recolectado por Urba entre las grandes empresas, entre ellas SORMAE.

La estrecha vinculación de los socialistas con los escandalos de falsas facturas había salido por primera vez a la luz de día en Carcassonne, en noviembre de 1988, cuando André Orta, directivo de los centros comerciales Leo-Lagrange y amigo del entonces tesorero del PS. Henri Emmanuelli, confesó a un juez que obtenía la inayoría de las licencias municipales entregando "generosas propinas" a sus amigos del PS.

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Pero fue en Marsella donde esa vinculación pudo ser comprobada con pelos y detalles. La investigación del inspector Gaudino terminó topando con las supuestas oficinas de estudios del PS.

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