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Una supuesta sección italiana de ETA asume tres atentados contra intereses españoles en Roma

Juan Arias

Tres bombas contra otras tantas entidades españolas estallaron en Roma en la madrugada de ayer, entre las 3.45 y las 4.30 horas; la primera en la Cancillería de la Embajada, y las otras la sucursal del Banco Bilbao Vizcaya y las oficinas de Iberia. Los artefactos causaron importantes daños materiales, pero no víctimas. Hasta anoche, la única reivindicación de los atentados fue realizada por un anónimo a la agencia Reuter de Roma quien dijo hablar en nombre de la sección italiana de ETA y añadió que los habían ejecutado en colaboración con Falange Armada.

[El ministro del Interior español, José Luis Corcuera, manifestó ayer que le parecía "creíble" la citada reivindicación, y relacionó lo ocurrido con atentados contra intereses españoles en Holanda].Falange Armada es un grupo terrorista fantasma del que la policía italiana sabe muy poco y que se ha atribuido recientes atentados en Bolonia y la colocación de una bomba que no estalló en el diario socialista L'Avanti.

Según eI embajador empañol, Emilio Menéndez del Valle, no existen pistas sobre la autoría. Si ha destacado que la Embajada de España en Roma había alertado días atrás a las autoridades italianas acerca de la posibilidad de atentados por parte de los GRAPO, de a cuerdo a informes que había recibido de Madrid. El embajador se lamentaba ayer de que las autoridades italianas no hubiesen tomado en consideración ese aviso. "Si hubiesen puesto un poco más de vigilancia en los lugares españoles en Roma no habrían sido posible los tres atentados", afirmó.

Las explosiones fueron tan fuertes que pudieron ser escuchadas a varios kilómetros de distancia, según confirmó la esposa del embajador español que oyó ni sólo las dos primeras, que se produjeron en el centro de Roma, sino también la tercera, en las oficinas de Iberia, ubicadas en el barrio señorial de Parioli, a 12 kilómetros de distancia.

La primera bomba estalló en la Cancillería de la embajada, en la que se encuentran los depachos de Menéndez del Valle y del resto del personal diplomático; está situada en la plaza de Fontanella Borghese, en un palacio que perteneció a ilustres cardenales. La bomba logró reventar la puerta de madera enorme, que pesa varias toneladas; un sólo cristal permaneció entero en toda la plaza, cuyo suelo aparecía por la mañana tapizado de astillas, desparramadas hasta 100 metros de distancia. Guillermo Uña, el consejero de prensa de la embajada que vive a 100 metros, fue echado literalmente de la cama por la explosión.

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Sucursal destrozada

La otra bomba estalló en la Sucursal del Banco Bilbao Vizcaya -que goza fama de gran eficiencia en Roma-, situada en la callejuela Vía Poli, a 50 metros de la mítica Fontana de Trevi, hasta donde llegaron los trozos de los cristales rotos de las casas adyacentes. La sucursal ha quedado materialmente destrozada lo mismo que las oficinas de Iberia.

Quien pasó momentos de pánico ayer fue Josefa. Angulo, la esposa de Pedro Vallés, subdirector de la sucursal romana del Banco Bilbao Vizcaya. Tras haberles despertado a ambos uno de los vigilantes privados que pasan cada hora delante de la entidad advirtiéndoles del atentado, Vallés salió volando hacia allí. Su eposa no quería que su marido cogiese el coche, pero en aquel momento en Roma era imposible encontrar un taxi y salió igualmente en su coche. No había hecho más que alejarse unos minutos cuando su esposa oyó una gran explosión. Pensó que había estallado el coche de su marido se echó a la calle desesperada. "Fueron momentos horribles hasta que Pedro telefoneó porque no veía más que policía y carabineros correr de arriba abajo por las calles desiertas". Acababa de hacer explosión la bomba colocada en Iberia.

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