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El Dioni dice que desconoce el paradero de los 140 millones que faltan del robo al furgón

Dionisio Rodríguez Martín, El Dioni, aseguró ayer ante la Audiencia de Madrid que le resulta "absolutamente imposible" localizar los 1,10 millones de pesetas del robo al furgón blindado que aún faltan por aparecer, y que, según su versión, entregó a un portugués llamado Celso Benavides, de quien hoy día no tiene "ninguna pista". El vigilante jurado de Transportes Candi, que limpió del furgón de su empresa 298 millones de pesetas en billetes de 10.000, se mostró "arrepentido" y aseguró que poco antes de ser detenido había cerrado un billete para volver a España y entregarse.

El Dioni concitó una expectación que en el Palacio de Justicia no se recordaba desde el juicio a Lola Flores. Hora y media antes de su aparición, el tribunal quedó cercado por cámaras de televisión y docenas de fotógrafos y periodistas que se abalanzaron sobre el antiguo vigilante jurado, visiblemente tenso a su entrada en la sala.El Dioni componía una insospechada imagen carcelaria. Con americana blanca y zapatos de patrón de yate, el aspecto del vigilante se completaba con un rostro bronceado, una barba entrecana y una amplia calva que suscitó bromas sobre la ubicación del implante de pelo que, decían, se hizo en Brasil. Pero El Dioni, cauteloso y comedido, no respondió a la expectación suscitada.

Aseguró que el robo le "salió así" la misma tarde de los hechos, tras discutir con uno de sus jefes. Con parte del dinero salió de España por Ayamonte y viajó a Brasil desde Lisboa con tres o cuatro millones de pesetas en dólares.

11 millones en 55 días

En los 55 días que pasó en Río de Janciro antes de ser detenido se gastó entre siete y 11 millones de pesetas, cantidades que le enviaba el misterioso Celso Benavides, a quien El Dioni, según dijo, dejó la mitad del dinero antes de salir de España y de quien no ha vuelto a saber.

La otra parte del botín, unos 160 millones de pesetas, la guardó en dos bolsas que encomendó a su compañero de mus Miguel Ángel Dueñas, so pretexto de un imprevisto viaje a Barcelona. La extrañeza de Dueñas por el peso de las bolsas fue disipada por El Dioni al asegurarle que contenían, entre otros efectos, "una colección de ceniceros". Dueñas corroboró esta pintoresca versión y afirmó que al enterarse del robo y "descubrir" el contenido de las bolsas, "no le pareció momento de llamar a la policía".

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José Luis Ontalva y su mujer admitieron haber llevado a Brasil dos millones de pesetas para El Dioni, entregados por Dueñas. Los Ontalva creyeron a pie juntillas que el dinero no procedía del robo, sino de la venta de un chalé de El Dioni. En Brasil gastaron ese dinero y bastantes dólares más -Invitaba El Dioni en "unas vacaciones" entre Paraguay y las cataratas del Iguazú.

A preguntas de su abogado, Emilio Rodríguez Menéndez, El Dioni cargó las tintas en la "situación anímica deplorable" que le llevó a desaparecer con el dinero. Describió la angustia y el daño moral" que le produjo ser degradado de "escolta de personalidades" como el presidente de la ONCE, Miguel Durán, a "vigilante de plantón" o transportista de sacas del Metro. También describió las "torturas- que le infligió la policía brasileña y que llegaron al extremo, según dijo, de meterle una pistola en la boca para averiguar donde escondía el dinero.

El psiquiatra Tomás Ortiz, propuesto por la defensa, afirmó que El Dioni padecía una situación límite de estrés y sufrimiento" cuando tuvo el "arrebato" de llevarse el furgón. A preguntas de la acusación, precisó que El Dioni salió de la situación de estrés" cuando llegó a Río; sabía "lo que es el dinero y lo que se puede hacer con él", y no se lo llevó "para las Hermanitas de los Pobres". El juicio continúa hoy.

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