Aspirante para todo
Carlos Revilla y José Ramón Lasuén saltaron muy recientemente a la arena política regional y municipal madrileña, respectivamente, como cabezas de lista de su partido: el Centro Democrático y Social (CDS). Los candidatos más tardíos, de entre las cuatro formaciones nacionales que concurren a las urnas -PSOE, PP e IU-, y también los menos favorecidos en las encuestas de intención de voto, ambos confían en el futuro.
Pregunta. ¿Dramatizamos un poco desde el principio?Respuesta. Dramaticemos.
P. Se trata de los sondeos de opinión. ¿No le agobian?
R. Es difícil saber cuáles son los buenos y cuáles son los malos. El verdadero sondeo, y esto es ya un tópico, se conocerá el día 26. Yo espero que el CDS obtenga en las elecciones municipales entre el 8% y el 10% de los votos, y en las autonómicas, entre el 7% y el 9%.
P. Sería el premio a una esperanza inquebrantable.
R. Lo sería, probablemente, porque yo me siento desde hace semanas como andando sobre un campo de minas. Primero, la desbandada de Rosa Posada, luego el agustinazo, después la apendicitis de Suárez...
El agustinazo abrió la lista electoral centrista a José Ramón Lasuén, quien inicialmente se vio muy desasistido de compañeros de partido. Y ahora, confeccionadas las listas, muy avanzada la campaña y con sondeos nada estimulantes, Lasuén aspira a convertirse, al frente de un puñadito de concejales, en la bisagra que haga posible un gobierno municipal. ¿Hacia el PSOE o hacia el PP? "El PP no nos ha permitido cumplir en el Ayuntamiento la parte más progresista de nuestro programa, pero, a priori, no doy por descartado un acuerdo con él. Parece, sin embargo, lógico que nos inclinemos, por coherencia política, hacia el PSOV'.
P. ¿Qué proyectos adelanta para Madrid?
R. Madrid tiene un clima soberbio y una localización geográfica magnífica. Queremos que, además de recuperar su sonrisa, se convierta en una ciudad que impulse el desarrollo económico de Europa hacia zonas deprimidas, como Extremadura y Castilla-La Mancha.
Lasuén, como buen economista, da importancia al sentido funcional de la existencia, y dice que "Madrid, cuarta ciudad de Europa, sólo podrá funcionar si resuelve sus problemas de comunicación externa, y su futuro depende en gran parte de cómo sean sus comunicaciones con Europa". "Pero además", añade, "Madrid tiene que funcionar bien, ya que la movilidad en su interior es un desastre".
P. ¿Cómo se consigue?
R. Con tenacidad, paciencia y eficacia. Con igualdad y con justicia. Con equilibrio. Y ahora no hay equilibrio. Al norte de Cibeles, o de Cibeles hacia el norte, vive un millón y medio de ciudadanos que gozan, por ejemplo, de todas las universidades, excepto una, la de Carlos III. Y disfrutan de todos los grandes hospitales, excepto el Doce de Octubre. Es injusto.
P. Tarea difícil.
R. Sí, porque Madrid, con una densidad de población típica del Tercer Mundo, tiene hábitos de consumo de país desarrollado. No es, así, extraño que sea una ciudad más cara que Roma y casi tanto como París".
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