La huelga general en Albania amenaza con desestabilizar el régimen
La huelga general en Albania entró ayer en su sexto día, tras dos intentos frustrados del presidente, Ramiz Alia, por acabar con unos paros que amenazan con provocar el total colapso económico del país más pobre de Europa y con la desestabilización de su régimen comunista.La huelga, que afecta a las industrias clave de la economía, como la minería, el petróleo y los transportes, se ha convertido ya en el mayor desafío al poder del Partido del Trabajo tan sólo un mes después de que lograra una amplia mayoría absoluta.
Conscientes por primera vez de su fuerza, tras 45 años de implacable dictadura, los obreros industriales albaneses han iniciado así, tras las elecciones, el ya previsible conflicto con el partido comunista.
El tercio del país que votó en contra del PTA, que es la población que mantiene a Albania con su escasa producción y cuadros urbanos cualificados, se rebela contra un resultado impuesto por una mayoría campesina inculta, temerosa y desinformada, que sólo se alimenta a duras penas a sí misma.
Tras más de cuatro décadas de absoluto aislamiento bajo Enver Hoxha, los obreros y ciudadanos han comenzado a utilizar los márgenes de libertad recién recobrados para exigir concesiones políticas y económicas al poder. La situación del país es tal, que para el régimen parece más fácil conceder las primeras.
Las protestas se concentran en las zonas urbanas e industriales, que ya votaron masivamente en contra del Partido del Trabajo y en favor del Partido Democrático.
El Partido del Trabajo venció gracias a la práctica totalidad del voto campesino, que aún supone más del 65% del censo albanés. En Tirana, Shkodra y otras ciudades del norte del país, el Partido del Trabajo no cuenta ya con otro apoyo que el de sus cuadros, mermados por la continua deserción de los menos comprometidos con la política represiva de las pasadas décadas.
A pesar de que afecta tan sólo a una décima parte de la población laboral, el efecto de la huelga sobre la economía es catastrófico, ya que se produce en los únicos sectores aún productivos del país, según reconocío Radio Tirana. Alia había pedido a los huelguistas que depusieran su actitud. "La vuelta al trabajo es la única posibilidad de evitar al país y a nosotros mismos la fatalidad del fracaso. La vida política y económica están prácticamente paralizadas", dijo el presidente por radio.
Según habitantes de la capital albanesa consultadas por teléfono desde Belgrado, la situación en Tirana ayer era calma, pero la posición de los huelguistas seguía firme. En la mayor parte del país la huelga no se percibe, ya que, como dijo una fuente, "no hay diferencia entre huelga y no huelga cuando se lleva tanto tiempo sin que nadie trabaje".
En grandes fábricas, como la Traktorkombinat de Tirana, el absentismo laboral es tal que un paro podría pasar completamente inadvertido. Durante la huelga convocada tras las elecciones, algunos de los pocos obreros presentes en las grandes naves reconocían que "estaban trabajando en cosas particulares".
Aunque el origen de la huelga la pasada semana era exclusivamente económico, pronto ha derivado en una protesta contra el poder comunista, al que los obreros de los sectores afectados consideran responsable de la miseria generalizada del país.
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