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EE UU amenaza a Yugoslavia con cortar la ayuda si el croata Mesic no accede a la presidencia

EE UU intervino ayer abiertamente en la crisis política de Yugoslavia y puso así fin a la neutralidad observada por Occidente en el conflicto entre las dos principales repúblicas, Serbia y Croacia. La Administración norteamericana advirtió ayer a Belgrado que no puede esperar ayuda exterior, que es imprescindible para su decrépita economía, si el representante croata no accede a la jefatura de¡ Estado, tal como establece la constitución yugoslava.

Washington salió ayer así claramente en defensa del representante de Croacia en la presidencia, Stipe Mesic, que el lunes se había autoproclamado presidente de la jefatura colectiva del Estado y en contra de la operación obstruccionista de Serbia, que trata de impedir el nombramiento del primer máximo representante no comunista del Estado en Yugoslavia desde 1941.En continuos contactos bilaterales en las Últimas 36 horas, Washington manifestó al primer ministro Ante Markovic que la única opción aceptable es el nombramiento de Mesic como jefe del Estado. Washington sale así al paso de ciertos indicios que apuntaban a que Markovic intentaba cubrir el vacío de la presidencia con un gabinete de crisis con ambición de convertirse en Gobierno de salvación nacional.

Markovic no había revelado hasta ayer a quién se debe su lealtad, si a Mesic o al resto de la presidencia bajo control de Serbia, pese al llamamiento en este sentido del croata. La intervención de EE UU le ayudará sin duda a optar por Mesic. Queda por definirse la opción del Ejército, muy hostil a Mesic y que sin duda interpretará la toma de posición norteamericana como una injerencia.

Con la presidencia federal partida en dos alas irreconciliables, Occidente comenzó a reaccionar contra las maniobras de Serbia, a la que muchos observadores consideran ya el último reducto bolchevique de Europa.

Propuesta personal

Horas después de anunciar Mesic en Belgrado que se considera en el cargo de presidente de la nación y que ha convocado una reunión de la misma para los próximos días, los aliados de Serbia descalificaron la convocatoria como "propuesta personal y no oficial de Mesic".

Washington había anunciado el lunes sanciones económicas contra Yugoslavia, que justificó con la actual política serbia bajo Slobodan Milosevic, tanto en la continua y sangrienta represión de la mayoría albanesa en Kosovo como en el bloqueo de la rotación en el cargo de presidente de la jefatura colectiva del Estado.

El presidente norteamericano, George Bush habló, el mismo lunes por la noche durante media hora con el primer ministro federal, Ante Markovic. Horas después, en la mañana de ayer, el embajador de Estados Unidos en Belgrado, Warren Zimmermann, acudía a un encuentro con el primer ministro y dejaba meridianamente claro que las sanciones pueden levantarse con la condición de que las repúblicas hostiles a Croacia levanten su veto sobre la rotación constitucional que ha impedido al croata Stipe Mesic acceder a la presidencia.

Desde hace años Europa Occidental y EE UU han observado con pasividad la represión a que están sometidos los albaneses en Kosovo. Sin embargo, la operación dirigida por Serbia para impedir la rotación constitucional en la presidencia federal y el vertiginoso agravamiento de las relaciones interétnicas en Yugoslavia han obligado a los gobiernos occidentales a tomar la iniciativa.

Después de que el Parlamento Europeo advirtiera en contra de cualquier solución militar, Austria propuso una mediación occidental entre los dos frentes al parecer irreconciliables.

Ayer, el embajador norteamericano dejó claro que Washington es consciente de que el riesgo de que la obcecación nacionalista de las dos partes enfrentadas en Yugoslavia, el odio interétnico fomentado por intereses políticos y diversos proyectos aventureros como deportaciones masivas de poblacIión o cambios de fronteras internas afectan a los vecinos de Yugoslavia y a la seguridad en Europa Central y el Mediterráneo.

El Bundestag alemán también aprobó una resolución que llama a ejercer mayor presión sobre las partes implicadas en la crisis.

Sin embargo, la Comunidad Europea no tiene la intención de cortar la ayuda a Yugoslavia, según informó ayer un portavoz de la Comisión Europea.

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