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La Comisión Europea se queda sin sede

La sede de la Comisión Europea -el edificio Berlaymont, de Bruselas, donde desde 1968 anida la élite de la eurocracia que gobierna la CE- tiene los días contados. Los comisarios preparan la mudanza para permitir la remodelación de la actual sede o la construcción de una nueva. La torre de cemento, acero y cristal que simboliza el poder común de Europa no ha podido resistir el paso del tiempo. El mercado único de 1993 nacerá con una Europa sin sede.

Los comisarios y los 3.000 funcionarios que trabajan en el Berlaymont tendrán que ser realojados provisionalmente en otros edificios de Bruselas. Para los máximos responsables se piensa en un inmueble donde conviven actualmente burócratas comunitarios y agentes de los servicios secretos belgas.El proyecto inmobiliario tiene dos lecturas interesadas: o bien la CE descansa sobre una base que hay que derribar cuanto antes, o bien es necesario llevar el principio de construcción europea hasta sus últimas consecuencias. Ninguna de las dos es cierta. La razón es más simple: se trata de motivos de seguridad, salud de los trabajadores y eficiencia.

El monasterio de El Escorial, donde se gestionaba un imperio en el que no se ponía el sol, tiene 1. 111 ventanas exteriores y 1. 562 interiores; el Berlaymont cuenta con 3.444, todas con vistas a la calle, pero imposibles de abrir para evitar riesgos de suicidio. La cifra es múltiplo de los 12 Estados miembros de la CE y también de los seis originarios.

El principio democrático laboral de a cada funcionario su ventana desembocó en una solución arquitectónica original, la de un edificio en forma de aspa, con brazos desiguales que marcan los cuatro puntos cardinales a los que se abre Europa. Se consiguió luz natural para todos a costa de un gran despilfarro de espacio. El Berlaymont tiene un 25% de su superficie útil de 200.000 metros cuadrados ocupado por oficinas, cuando en un edificio moderno el grado de utilización es del 60%.

El ventanal sirve además para marcar la jerarquía: uno para el escalón más bajo de la nómina de técnicos y, en grado ascendente, hasta cuatro para un director general o un comisari o. El grosor de la moqueta marca también diferencias desde la primera planta a la última, la 13ª , que, sin superstición, ocupan el presidente, Jacques Delors, y los demás comisarios.

Seguridad

La seguridad es otro de los problemas, pero el más grave es el amianto. Este aislante, prohibido desde 1980 por una directiva de la CE, es un agente que provoca cáncer de pulmón. Algunos estudios técnicos señalan que el aire acondicionado contribuye a difundir el peligro perennemente denunciado por los sindicatos de funcionarios.

Bruselas es una sede provisional de la CE, y la Comislón Europea no es más que un inquilino de un edificio propiedad del Estad, belga -accionista mayoritario- y de algunos bancos privados. La Comisión paga un alquiler anual de 1.400 millones de pesetas. Remodelar el Berlaymont cuesta 18.000 millones, según un primer proyecto encargado a un arquitecto.

El comisario Antonio Cardoso, autor de la propuesta de desalojar el Berlaymont, es partidario del derribo para construir un edificio nuevo, que "a la larga resultaría más barato".

El objetivo es una nueva mole en la que concentrar 9.000 o 12.000 funcionarios de los 15.000 que la Comisión Europea tiene desperdigados por 32 edificios de la capital belga. Tan sólo de uno de ellos, el de la Dirección de Agricultura, la CE,es el propietario.

La futura Comunidad Europea, dotada de más competencias, necesitará más eurócratas y, por tanto, más despachos. En el proyecto de la Comisión late una exigencia oculta: la de obligar al Estado belga a asumir sus responsabilidades de propietario si no quiere verse en el disparadero de no ser un buen anfitrión de las instituciones comunitarias. Se habla ya sacar a concurso un proyecto arquitectónico para la sede de la futura Europa. Pero -la solución sea remodelación o derribo- a finales de 1992 vence el actual contrato de arrendamiento, y entonces eurócratas y comisarios tendrán que hacer las maletas para dejar paso a las obras

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