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Condenado a 45 años de cárcel el guardia civil que mató a un joven porque le estorbaba un coche

El guardia civil Alonso Salazar Román ha sido condenado por la Audiencia Provincial de Madrid a 45 años de prisión por el asesinato del joven Miguel Ángel Rodríguez, de 20 años, y el asesinato frustrado de Antonio Felipe Martínez, amigo del muerto. La disputa se inició cuando el guardia civil fue a aparcar su coche y vio cómo otro automóvil tapaba parcialmente el acceso a su garaje. Los hechos ocurrieron el de julio de 1988 en la localidad de Villaverde, y el tribunal declara probado que el guardia civil disparó contra ambos jóvenes "con ánimo de matar".

El tribunal condena al guardia civil a 27 años de cárcel por asesinato, a 17 años y cuatro meses por asesinato frustrado y a seis meses por tenencia ilícita de armas. Asimismo, le condena al pago de una indemnización de 15 millones de pesetas a los padres de la víctima y de otros 4,5 millones a Antonio Felipe Martínez, quien resultó herido en el suceso.La Sección 16 de la Audiencia de Madrid declara probado que el procesado, fuera de servicio y vestido de paisano, llegó sobre las diez de la noche del 2 de julio de 1988 a aparcar su vehículo en un garaje de la calle de Gómez Acebo, en Villaverde, y que no pudo hacerlo porque un automóvil le obstaculizaba parcialmente la entrada a su plaza.

Por este motivo, el procesado llamó a Miguel Ángel Rodríguez, de 20 años, que se encontraba apoyado en el vehículo que estorbaba, ya que pensó que era su propietario. Tras una discusión con éste y otros jóvenes, el guardia civil golpeó al joven en la cabeza con una cadena antirrobo. Ambos se enzarzaron por el suelo, momento en el que otros jóvenes intervinieron para separarlos. Pero al incorporarse, el guardia civil sacó una pequeña pistola plateada del calibre 6,35, con la que disparó a Miguel Ángel en la espalda cuando huía, causándole la muerte.

El tribunal destaca que "disparó con ánimo de matarle, alcanzándole en la espalda, a consecuencía de lo cual el joven, tras echarse las manos a la inisma y recorrer unos metros, se desplomó mortalmente herido".

Al percatarse de lo ocurrido, Antonio Felipe Martínez se abalanzó sobre el procesaclo para arrebatarle el arma, pero éste le inmovilizó. Le apuntó con la pistola "con ánimo de matarle efectuó un disparo a bocajarro sobre la cabeza, alcanzándole en la mandíbula".

Versión distorsionada

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Miguel Ángel fue trasladado por otras personas al hospital Doce de Octubre, donde ingresó cadáver. Y el guardia civil trasladó en su vehículo a Antonio Felipe al mismo hospital, donde quedó ingresado en la unidad de caídados intensivos. Tras lo cual Alonso Salazar se deshizo de la pistola, que no ha sido encontracla, pasó por su domicilio y se personó en comisaría, "donde dio una versión de los hechos distorsionada y beneficiosa para él".El tribunal considera "imposible" que el guardia civil disparase desde el suelo cuando estaba siendo golpeado, porque, la trayectoria del disparo hubiera debido ser de abajo hacia arriba "y, sin embargo, penetró por la espalda, de atrás adelante y muy ligerante hacia abajo".

Tampoco considera verosímil que el guardia civil se encontrase accidentalmente el arma cuando rodaba por el suelo, ya que varios testigos vieron cómo la extraía del interior de su chaqueta.

El tribunal le condena por tenencia ilícita de armas, porque el guardia carece de guía de pertenencia para la pistola con la que disparó, pese a tener un arma particular perfectamente legalizada, además de la reglamentaria de la Guardia Civil.

Respecto a la atenuante de arrepentimiento espontáneo por haber trasladado al herido a un hospital en su propio coche, el tribunal no la considera muy cualificada. Tampoco acepta la enajenación incompleta porque los "rasgos paranoides" de su personalidad no afectan a sus capacidades intelectivas.

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