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Los socialistas, ahogados por los escándalos a los diez años del triunfo de Mitterrand

A dos semanas de la conmemoración del décimo aniversario de la llegada al Elíseo de François Mitterrand, los socialistas franceses navegan por las procelosas aguas despertadas por el renacimiento de sus escándalos financieros y las acusaciones de violación de la independencia de la justicia.

El pasado martes, la derecha y el centro pidieron a Mitterrand la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas.Tras casi tres años pasados en estado de letargo a causa de la derrota de su líder Jacques Chirac frente a Mitterrand en la última elección presidencial, la oposición de centro y de derecha parece comenzar a recuperar su forma. El RPR de Chirac y la UDF de Valéry Giscard d'Estaing acaban de ratificar el acuerdo del pasado año por el que ambos partidos se comprometen a presentar un candidato común a la jefatura del Estado y a elegir éste por un procedimiento semejante al de las primarias norteamericanas.

La oposición, además, se da cuenta de que el partido socialista está en posición de debilidad. Su mayoría relativa en la Asamblea Nacional no le permite legislar con soltura. Para hacer aprobarlas leyes o escapar a las mociones de censura, el Gobierno de Michel Rocard tiene que apoyarse sistemáticamente sobre los comunistas o sobre centristas independientes.

Financiación ilegal

Más importante que esa fragilidad parlamentaria de Rocard es la mina de oro que la oposición cree haber encontrado en el renacimiento del escándalo de la financiación ilegal del partido socialista. El ministro de Justicia, Henri Nallet, y su adjunto, Georges Kiejman, acaban de encajar toda una bofetada de parte de un tribunal de la localidad de Angers. Según ese tribunal, el juez Thierry Jean-Pierre obró correctamente al reabrir el caso Urba e inspeccionar personalmente los archivos de esa sociedad fantasma especializada en buscar fondos para el partido de Miterrand. Nallet y Klejman habían presionado para que el caso le fuera retirado a Jean-Pierre y habían declarado a bombo y platillo que la actuación del juez era "irregular". A la vista de la decisión del tribunal de apelación de Angers, la oposición ha pedido la dirnisión de los responsables de Justicia.Los socialistas se ven enfrentados ahora no sólo al hecho de haberse manchado las manos para financiar sus campañas electorales -vicio común a toda la clase pelícuca francesa-, sino también a la acusación de violar la independencia de la justicia.

La disminución del ritmo de crecimiento económico tras tres años consecutivos de euforia, los 2,5 millones de parados, el agujero de 25.000 millones de francos en el presupuesto del Estado para este año, son otras tantas circunstancias que amenazan con aguar la celebración del próximo 10º aniversario de la llegada al poder de la izquierda francesa. Incluso la populandad personal de Mitterrand, que alcanzó sus mayores cotas de la década durante la guerra del Golfo, ha comenzado a sufrir retrocesos.

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