"La lucha política en México sigue buscando que se respete el voto"
Cuauhtémoc Cárdenas, líder de la oposición mexicana, entona una música diferente al habitual recetario de formulaciones ultraliberales para salir, por métodos democráticos, del agotamiento del modelo estatista en Latinoamérica. Alimentado por tres vertientes -su apellido, su experiencia en el Partido Revolucionario Institucional (PRI, en el poder) y un considerable apoyo en las presidenciales de 1988, en las que desafió desde la izquierda al monolitismo oficial-, este dirigente de 56 años repasa en clave crítica los costes del actual proceso mexicano.
Hijo del general Lázaro Cardenas, que en los afios treinta profundizó la revolución mexicana, Cuauhtémoc Cárdenas participó en el ancho cauce del PRI hasta que consideró imposible la reforma desde dentro de sus estructuras. Y, hace casi tres años, su candidatura presidencial representó por primer vez un riesgo para el representante del partido oficial, Carlos Salinas de Gortari, que no obstante llegó a la presidencia.Hoy, la Universidad Complutense de Madrid entrega a Cárdenas -que encabeza el Partido de la Revolución Democrática (PRD, creado en 1989)- una medalla de honor por "su contribución a la consolidación de la democracia mexicana". Un homenaje que está asociado también a la memoria de su padre, que abrió la puertas de México a los exiliados españoles tras la guerra civil. EL PAÍS conversó en Madrid con este líder mexicano de figura espigada y aire mestizo. Éstas son algunas de sus respuestas.
Pregunta. ¿Cuál es su análisis de la situación mexicana desde la elección de Salinas, en 1988?
Respuesta. Se ha venido desarrollando un proyecto que nosotros calificamos de neolíberal, tecnocrático. Si bien se ha logrado controlar la inflación -que estaba distorsionando mucho, no sólo la situación económica, sino la vida del país-, eso se ha hecho a costa de reducir los niveles de vida de grandes sectores. Más de la mitad de la población está excluida de los beneficios del desarrollo. El Gobierno reconoce que existen 40 millones de mexicanos (casi el 50% de la población) por debajo de la línea de miseria, según las normas de Naciones Unidas; de éstos, 17 millones están en condiciones de misería extrema.
Concentración de riqueza
Por otro lado, se está dando un fenómeno de concentración excesíva de la riqueza del país. Hace poco, se dieron a conocer datos que señalan que 37 personas -de hecho, las cabezas de los grandes grupos financieros, económicos, especulativos que hay en el país- reúnen más del 20% del producto interno del país. Esto supone que se ha seguido imponiendo el proyecto que viene desde 1982 y cuyos efectos se están agudizando, sobre todo desde el punto de vista social. La desocupación no ha disminuido (30% de la fuerza de trabajo), los salarlos siguieron perdiendo poder adquisitivo en terminos reales (un 55% desde 1982).Se ha reiniciado un cierto crecimiento económico, que se está dando de manera sumamente distorsionada: las ramas que producen para la exportación han crecido; las que atendían necesidades internas, o están muy disminuidas o han sido sustituidas por aparatos de comerciafización. Hay sectores totalmente abandonados -como la agricultura-, áreas muy descuidadas -como todo lo que implica obras publicas-, y no digamos educacion, salud, vivienda, que reciben las asignaciones históricamente más bajas, en términos de presupuesto, que se han dado en el país.
P. ¿Qué pasó tras sus acusaciones de fraude en las presidenciales?
R. Imponer políticas económicas de reducción de salarios, de mandar a miles de personas a la economía informal [sumergida], significa que el Gobierno ha tenido que tornarse más y más autoritario. Desde 1988 para acá, se ha modificado la ley electoral, pero yendo para atrás: dando más control al Gobierno de los procesos y del tribunal electoral. Al mismo tiempo, las formas de hacer el fraude también se han ido modificando Las mismas formas burdas subsisten (en tres años, hubo 25 procesos electorales de distinto tipo en el país), pero se recurre ahora a modificar el padrón en las zonas donde predomina la oposición. Y se alteran los cómputos manipulando las computadoras, lo que hace más dificil detectar el fraude. Quien tiene que demos trar limpieza en las elecciones es el Gobierno. La lucha política sigue girando en lograr el respeto al voto.
P. ¿La crisis beneficia electoralmente a la oposición?.
R. El voto que nos apoyó en 1988 fue, por un lado, de protesta, y también un voto consciente en búsqueda de un cambio. Estamos construyendo un nuevo partido: el Partido de la Revolución Democrática, y eso, en México y estando en la oposición, no es nada fácil. Hemos perdido alrededor de 100 compañeros, asesinados en distintas partes por problemas de carácter electoral. El PRD tiene presencia en todo el país. Nos hace falta avanzar más y tener mayor organización. Tenemos un potencial de crecimiento que no tiene ningún partido político en el país.
El poder del Ejecutivo
P. ¿Cómo ve la actual situación del PRI?R. La experiencia nuestra fue que en el PRI se agotó la posibilidad de lograr el cambio democrático desde dentro. No hay que olvidar que en México subsiste -de los últimos en el mundoun régimen de Partido-Estado. Que quiere decir concentración del poder en manos del Ejecutivo. Y un poder como en pocas partes se da. Una concentración de funciones en el Ejecutivo que corresponden al Legislativo e incluso al Poder Judicial. En la lucha por la privatización, en México habría que empezar por privatizar a la iniciativa privada, que depende del Gobierno. Los grandes grupos financieros dependen más de las concesiones oficiales que de una competencia real.
P. ¿Qué es el nacionalismo hoy para usted?
R. Nacionalistas en este caso son las fuerzas que buscan no cerrarse con una economía protegida, ni pretender la autarquía (sería absurdo en esta época), sino que quieren una relación internacional equitativa, particularmente con Estados Unidos, que es nuestro vecino y con el que mantenernos el vínculo más estrecho desde cualquier punto de vista; una relación que tome en cuenta nuestras necesidades, que reconozca las diferencias y muestre voluntad para superarlas.
P. ¿Ha cambiado la política internacional de México?
R. El principio que está guiando la política internacional del país es no contradecir al Gobierno de Estados Unidos, cualesquiera sean los intereses de los propios mexicanos. Nosotros pensamos que deberían ir por delante estos intereses y principios que han sido básicos en nuestra política exterior: el respeto a la autodeterminación, la no intervención y la búsqueda de solución pacífica a los conflictos internacionales.
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