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Los 'brokers' del Este

Con la Bolsa en la antigua sede del partido, el capitalismo polaco olvida el comunismo

Tres obreros esculpidos en piedra que recuerdan los tiempos, no muy remotos, del realismo socialista, saludan en un gesto patético a quienes entran en el edificio del antiguo comité central del inexistente partido comunista para visitar la Bolsa de Varsovia, reabierta medio siglo después de su desaparición. En este suntuoso edificio, acabado con lujosas baldosas de mármol, la revancha histórica del capitalismo sobre el comunismo adquiere unas dimensiones simbólicas. Son igualmente simbólicas las operaciones de la quinta planta de la antigua sede del partido.

En la primera sesión de la Bolsa de Varsovia, organizada con ayuda de expertos franceses, el volumen de contratación fue de apenas 400.000 pesetas. En la segunda sesión, celebrada el pasado martes 23 de abril, se cerraron operaciones por un valor total de seis millones de pesetas.Pese a esta cifra, irrisoria en las condiciones occidentales, y la caída en picado de la mayoría de los valores en la última sesión, los directores de la Bolsa polaca intentan irradiar el optimismo tras "estas primeras lecciones de capitalismo". La situación, poco alentadora, la explican con la falta de experiencia de los hipotéticos inversores. "No saben cómo actuar en la bolsa". El pasado martes, la inestabilidad del incipiente mercado obligó, incluso, a suspender la venta de acciones de una de las fábricas porque la oferta superó en más de cinco veces la demanda. Sin este tipo de intervencionismo que permite a la dirección de la bolsa reducir arbitrariamente la demanda y la oferta, el mercado de valores se podría colpasar.

Las películas

En la Bolsa de Varsovia nada recuerda el ambiente de fervor y nerviosismo de Wall Street, Francfort, Londres o Tokio, que los polacos conocen por películas. En una sala en la que huele todavía a barniz, está situado un rectángulo de mesas en las que están sentados los brokers con sus ordenadores correspondientes. Reina la tranquilidad y apenas se estorban los inversores y los vendedores de acciones.Los agentes de bolsa de Varsovia, vestidos -cómo no-con sus reglamentarios tirantes rojos, venden y compran acciones de cinco fábricas privatizadas en otoño pasado. Artur, de 24 años, es uno de ellos. En febrero fue aprobado, junto con otras 40 personas, en un examen en el que casi 300 jóvenes tuvieron que lucir su "alto cociente de inteligencia y capacidad de trabajo intelectual en condiciones desfavorables". Esta primera generación de brokers no oculta su ilusión por ganar mucho dinero "en el futuro". Sus ganancias son "un secreto", pero no deben ser muy altas porque el volumen de operaciones es todavía muy bajo.

El ministro de Privatización, Janusz Lewandowski, presente en la sesión inaugural declaró que "de la sede del antiguo comité central [del partido comunista] salió hoy una señal alentadora para los futuros inversores". Según el ministro en Polonia se privatizan a diario dos fábricas. Todos los meses las dos mejores de ellas podrán cotizar en la bolsa. Hasta junio la Bolsa abrirá sólo los martes.

A partir de esa fecha las sesiones se celebrarán todos los días laborables como en cualquier ciudad del Occidente. A la salida de la bolsa, una señora de 40 años comenta en voz alta: "A mí madre, propietaria de una tienda en el centro de Varsovia, los comunistas le obligaron a pagar la contribución para construir este edificio, amenazando con cerrarle el negocio si no lo hacía". "Una vez que les dio el dinero le quitaron la tienda de todas formas, cuenta con sacarsmo, y añade: "Está merecida esta revancha".

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