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La gota que colmó el vaso

Los estudiantes donostiarras, cada vez más activos contra la violencia

Aurora Intxausti

La mayor parte de los estudiantes donostiarras contempla la violencia en el País Vasco como un mal que les impide vivir en una sociedad normalizada y ofrece una imagen de los vascos que les hace ser rechazados en otros puntos del territorio español. A medida que el tiempo pasa y continúan, cada vez más, los atentados indiscriminados de ETA, sus posiciones y su visión sobre el terrorismo les hace tomar posturas más activas.

El asesinato el pasado lunes de la joven Koro Villamudria, de 17 años de edad, ha sido para muchos estudiantes la gota que ha colmado el vaso. En pocas horas, los alumnos de un pequeño centro de estudios donostiarra, el colegio San Patricio, convocaron a mil estudiantes en torno a la escultura de la Paloma de la Paz, un hecho sin precedentes en San Sebastián, y, horas más tarde, miles de ciudadanos recorrieron las calles de la capital guipuzcoana protestando por la muerte de Koro. Una concentración en silencio que sólo fue roto por los gritos de sus compañeros de estudios: "No más violencia, ya no hay paciencia". Una frase con la que están de acuerdo la mayor parte del medio centenar de alumnos consultados por este periódico.El peculiar sistema educativo del País Vasco también influye en la diferente opinión respecto a la violencia por parte de los alumnos. Junto a los centros públicos y privados, como existen en el resto de España, en el País Vasco imparten también sus clases las ¡kastolas, centros de enseñanza en euskera, gestionados de forma privada pero subvencionados económicamente por el Gobierno vasco.

Es en los centros privados donde menor porcentaje de alumnos mantienen tesis próximas al nacionalismo radical que no condena el terrorismo de ETA. En los institutos de enseñanza media dependientes de la Administración, el porcentaje de alumnos favorables al nacionalismo radical se incrementa hasta el 17%.

Pero el número se incrementa en las ¡kastolas, en las que el apoyo a los círculos próximos a Herri Batasuna puede llegar hasta un 25% del total de los alumnos. Ello no significa, según los directores de los centros consultados, que desean evitar que se dé a conocer el nombre de las ¡kastolas, que esa posición próxima a la coalición radical esté relacionada con el apoyo positivo a una línea de violencia.

Algo está cambiando

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Los responsables de los centros coinciden en que algo está cambiando entre los estudiantes, un hecho que se ha ido constatando en los últimos cuatro años, Pese a ello, ignoran cuál será el resultado del cambio, aunque creen que los propios debates que se generan entre los estudiantes tienden a crear una sociedad más normalizada que la que tenemos en estos momentos.

Los jóvenes son capaces de expresar sus opiniones contrarias a la violencia, y muchos de ellos renuncian a hablar con personas de edades similares a las de ellos que pertenecen a Jarrai (juventudes de Herri Batasuna). "Con ellos es imposible hablar. No salen del esquema mental que les inculcan, y no son capaces de ver más allá de sus propias narices", comenta una alumna de tercero de BUP de uno de los institutos consultados.

Hasta hace poco tiempo, los institutos en Guipúzcoa, según indican los alumnos, estaban dominados por la Coordinadora Ikasle Abertzaleak (sus tesis se enmarcan en las de Herri Batasuna, aunque niegan cualquier vinculación entre ambos), debido no a que los estudiantes compartiesen sus ideas, sino a que el estar organizados les permitía presentar candidaturas a la hora de la elección de delegados o la de formar el consejo escolar. Pese a ello, lo que está ocurriendo en la actualidad es que la citada coordinadora, con la que ha sido imposible hablar a pesar de reiterados intentos está perdiendo el apoyo del alumnado y se va quedando sola con sus posturas.

Diálogo y terror

El debate entre los alumnos de una clase de COU en un instituto donostiarra, pocos días después de la muerte de Koro, demostró que los adolescentes son capaces de defender, por medio del diálogo, postura distintas sobre la violencia.

"El asesinato de Koro fue una pasada, lo hicieron en el momento que más gente pasa ba por el lugar, no se preocupa ron de que pudieran morir más personas", afirma un joven contrario a ETA. La respuesta no se hace esperar: "Vivimos en un sitio en el que hay más for mas de violencia, está la violencia del Estado, de la que no decís nada".

La mayoría, contrarios a la violencia, no son partidarios de que los presos de ETA puedan ser amnistiados: "Si saliesen ellos, tendrían que salir todos los violadores, asesinos y ladrones que hay en las cárceles de España". Ante tal afirmación, el silencio de los que se encuentran en posiciones cercanas a HB y a ETA fue patente.

Una adolescente recordó que "también cuando mataron a Josu Muguruza hubo gente de esa que condena a ETA pero se alegraron del asesinato y dijeron: 'ojalá hubiesen matado a todos". En este punto, los 28 alumnos coincidieron: "Hay que condenar la violencia venga de donde venga".

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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