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LAS VENTAS

Terror en el ruedo

Navarro / Niño de Leganés, Agudo,Paquillo

Novillos de Concha Navarro, y 5º, de Alcurrucén, con trapío, mansos y peligrosos. Niño de Leganés: silencio en los dos. Regino Agudo: silencio en los dos. Paquillo: silencio; petición y vuelta. El subalterno Manuel Osuna fue atendido en la enfermería de contusiones en pierna derecha, de pronóstico reservado. Plaza de Las Ventas, 14 de abril. Menos de un tercio de entrada.

EMILIO MARTíNEZ

El berrendo novillo que abrió plaza, el más manso, pregonao y peligroso del encierro, que ya es mérito, sembró el pánico en el ruedo venteño, del que se hizo el amo tirando terroríficos derrotes a todo lo que le salía al paso. El mendaz bruto hizo honor a su nombre, "Desconocido", destapando dantescas imágenes de la lidia de otros tiempos., hoy poco o nada conocidas.

Tras desarmar a Niño de Leganés, derribó a la primera cabalgadura y alcanzó al subalterno Manuel Osuna, que ayer volvió a nacer, al recibir sólo una sobanza después de ser volteado con saña junto al estribo. Destadas las hostilidades, las hazañas bélicas del bicho siguieron de inmediato.

Campaneó al otro percherón y le persiguió a cornadas por la arena hasta hacerle estrellarse contra las tablas del tendido dos, donde cayó violentamente al suelo con la cara destrozada y sangrante, gracias a que jamás se cumple el reglamento que obliga a taparle un sólo ojo al penco y no los dos como salen siempre.

Espectáculo fuerte

En definitiva, un espectáculo fuerte que no impresionó a un valentísimo, tranquilo y sereno Niño de Leganés. Este recibió al regalito con ayudados rodilla en tierra, le sacó algunos templados redondos y lo pasaportó con rapidez. Así fue el prólogo de una festejo duro en el que además de las dificultades de los maulones bichos, los espadas hubieron de soportar el aire y el agua. En el resto de los novillos no se repitieron escenas como la descrita, pero el peligro no desapareció ni un instante.

El cuarto se descepó el pitón derecho, que le quedó colgando y enrojecido por la sangre que manaba a borbotones por la herida. Fue el único momento de ligera tranquilidad para los espadas del festejo. Niño de Leganés intentó torearlo de salón, pero arreciaron el vendaval y las protestas y abrevió.

Paquillo soportó los inciertos topetazos del tercero, débil y que se caía. Al sexto le hizo un entregado quite por verónicas, al que respondió Regino Agudo por chicuelinas, y le extrajo tres buenas serles de redondos a base de exponer al máximo. Una de las veces el animal le tiró un impresionante derrote a la cara y le derribó, aunque se salvó del percance rodando por la arena. Lástima que engorrinara su labor con un feo bajonazo.

Agudo también le echó entrega y ganuza de contratos, sin otro resultado que aguantar susto tras susto y marcharse a su casa en lugar de a la enfermería. Todo un éxito, como el de sus compañeros, en tan desagradable y terrorífica y tarde.

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