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Entrevista:José María MaravallSecretario ejecutivo de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE

"Prefiero tener influencia a tener poder"

Pregunta. ¿Ha recibido más felicitaciones ahora por rechazar un ministerio que cuando lo aceptó?Respuesta. No tendría ningún sentido recibirlas. La negativa puede merecer respeto por parte de algunos, pero tampoco entiendo que el ser ministro justifique la felicitación.

P. ¿Por qué no ha aceptado la cartera de Cultura que le ofreció el presidente González?

R. Ha habido razones personales y políticas, que son inseparables. Desde el punto de vista de las primeras, cuando se trata de asumir una responsabilidad, el criterio fundamental es la idoneidad de uno para el puesto. Si uno es autoexigente, y yo lo soy, puede tener muchas dudas. Un segundo motivo es la coherencia. Cuando estaba en el Ministerio de Educación dije que volvería a la universidad, y así ha sido. Creo que el socialismo tiene mucho que ver con el hecho de que cada persona pueda hacer su propia biografía, y eso me lo tomo muy en serio. Mi biografía, tal como la pretendo para mí y para el partido socialista, con el que estoy comprometido hasta los huesos, pasa por ser un profesor universitario que tiene un compromiso político. Sé que puede parecer un poco raro, pero es así.

P. Desde luego, choca.

R. No debería sorprender. Se puede ser igual de socialista siendo profesor que estando en el Gobierno. No más, pero tampoco menos.

P. ¿Por qué se acepta un ministerio en 1982 y no en 1991?

R. Entonces pensaba que mi contribución como responsable de Educación podía ser interesante. En aquellas circunstancias, aceptaría el ofrecimiento de entonces una y mil veces.

P. ¿Ahora la cartera no era la idónea?

R. Yo no comparto aquello de "voy a ser ministro, pero aún no sé de qué". Pienso que puede ser bueno para el partido disponer de alguien que reflexiona habiendo tenido una importante experiencia. Prefiero tener influencia a tener poder. Creo que esto lo he demostrado siempre.

P. ¿Cómo va a influir?

R. Mi trayectoria está ahí, pero la influencia en el partido tengo que ganármela.

P. ¿No se influye más como ministro que como profesor?

R. Es posible, pero me importa más el trabajo intelectual que estar en la pomada. Sé qué libros quiero escribir en los próximos veinte años, y para mí eso tiene sentido. Bueno, no quiero aparecer en plan jeremiadas, pero lo que digo es genuino. Desde luego Felipe González entendió mis razones.

P. ¿Le ha desencantado la práctica política?

R. No, en absoluto. Mantengo la misma ilusión que antes en el proyecto socialista, y nadie puede decir que he rehuido la responsabilidad. Sin embargo, ahora veo más interesante seguir dando clase, estar en otros ámbitos de la sociedad. Me parecía importante, tanto hacia fuera como hacia dentro del partido, romper con esa idea de que el político sólo quiere poder. Además, ser ministro no es ninguna bicoca, es muy duro.

P. ¿El PSOE respalda al último Gobierno de Felipe González?

R. Abrumadoramente. Este Gabinete es tan del partido socialista como los anteriores.

P. ¿No observa fisuras?

R. El Gobierno no puede ser el brazo ejecutor del partido, porque obedece al mandato democrático, y éste procede del voto ciudadano. Por otra parte, el PSOE es un violín con varias cuerdas. Si sólo tuviera una, su música sería poco atractiva. Espero que las fricciones que puedan existir no sean la nota regular, y daré la batalla para que no ocurra.

P. ¿La salida de Alfonso Guerra ha anulado los puentes entre PSOE y Gobierno?

R. Él ha jugado un papel muy importante como punto de unión, pero ni es el único puente ni ha dejado de serlo. No creo que su salida del Ejecutivo marque una quiebra.

P. El nuevo vicepresidente, Narcís Serra, ¿es el delfín de Felipe González?

R. No se trata de eso. Es posible que como vicepresidente realice una tarea singular y dificilmente repetible. Le conozco desde hace treinta años. Es un hombre discreto, con una capacidad muy impresionante.

P. ¿Algo más que un buen pianista, entonces?

R. Es un gran político que ha realizado una tarea ingente, un socialista íntegro.

P. ¿La sucesión de Felipe González no está todavía en juego?

R. A mi juicio, no. Creo que su liderazgo será larguísimo.

P. ¿Ha dañado la imagen del PSOE el escándalo de Juan Guerra?

R. Sí, Si dañándola, pero ya menos, Se va viendo como una manifestación patológica marginal. Probablemente es el mayor perjuicio que ha sufrido el PSOE. Ha sido algo traumático para el propio partido.

P. Como sociólogo político, ¿qué problemas de España le preocupan más?

R. Personalmente, el de la cultura democrática. Esta sociedad siempre ha sido muy desmovilizada, y la política no tiene buena fama. A nivel general, me preocupa el paro y la desigualdad. Creo que el socialismo consiste en la indignación moral ante la injusticia.

P. También le indignará entonces ver a socialistas con la llamada beautiful people, ¿están haciendo daño al PSOE?

R. Sí, sin la más mínima duda, pero es mi opinión. No hay que montar tribunales inquisitoriales.

P. Entonces, ¿en el PSOE cabe todo?

R. No. Si algunos sólo pretenden el poder y no tienen ideas, yo procuraré que el poder por el poder no sea lo que prime en el partido socialista.

P. ¿Cómo debe concretarse la apertura del PSOE, que usted propuso en el pasado congreso?

R. Es una cuestión de talante. Todo partido necesita unidad interna y lealtad, pero también pluralidad.

P. ¿Se pueden normalizar las relaciones con UGT?

R. Sí, pero sobre bases nuevas y de autonomía entre sindicato, partido y Gobierno.

P. Fue antes cocinero que fraile, ¿cómo ve ahora la educación?

R. Si digo que mal, tiro piedras contra mi propio tejado. Si digo que bien, parece apología barata. En fin. Veo muchas más luces que sombras. La universidad ha cambiado enormemente, pero sigue necesitando más presupuesto y muchas cosas más.

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