Los desmanes de Renfe

La impunidad es una de las cualidades más frecuentes entre los responsables políticos y sociales de este país; con ella se acometen los más diversos desmanes, que nos han llevado y nos llevan, con más frecuencia de la deseada, por la abrupta senda de la incompetencia.Esta breve reflexión es fiel exponente de lo que acontece en una de las empresas más importantes del país, tanto por su número de trabajadores como por su cometido, que es Renfe.

En ella se está acometiendo una política de desmantelamiento del ferrocarril como servicio público, que corre el riesgo de la irreversibilidad. Basada en la directriz de que aquellos trenes y líneas que no son rentables deben desaparecer, se está procediendo ala supresión de itinerarios que desembocan en la incomunicación de pueblos y gentes, así como a una feroz reconversión interna que ha llevado, en un tiempo récord, a recortar en 23.000 trabajadores su plantilla.

Mientras se dejan morir líneas anteriormente rentables mediante la desinversión, cierre de estaciones, falta de mantenimiento, etcétera, se acometen obras faraónicas que corren el peligro de quedarse aisladas en el tiempo y el espacio.

Cuando todos los demás países europeos han visto claros los límites de la liberalización en las empresas ferroviarias, los dirigentes de Renfe no parecen verlos, desgraciadamente para todos. Intentar imponer una rentabilidad exclusivamente económica por encima del interés social es un ataque directo a los usuarios, sobre todo a los menos pudientes.- . .