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La unificación de Alemania hace perder protagonismo al marco

Las consecuencias de la unificación alemana, y especialmente del procedimiento y el tipo de cambio que se aplicó a la moneda de la ex RDA, absorbida por el Bundesbank en el marco de la unidad monetaria, está afectando gravemente al proceso de integración económica y monetaria de la Comunidad Europea. El exabrupto del Karl Otto Pöhl, presidente del banco central alemán, calificando de desastre lo sucedido no es tan sólo una venganza personal contra el canciller Kohl, sino el aviso de que el marco alemán ya no puede desempeñar plenamente el papel que se le asignaba entre las monedas de los Doce.

El publicista Jochen Thies, comentando el revuelo público armado por las declaraciones de Pöhl y el discreto silencio con que ha sido recibido el desplante por parte del Gobierno, apostaba por el presidente del Bundesbank en el baremo de la opinión pública. "El valor del marco y los automóviles que pueden correr sin límite de velocidad por las autopistas conforman las señas de identidad de los alemanes occidentales. Tocar uno de estos dos elementos es, políticamente, muy peligroso", indicaba Thies.La rígida y disciplinada política monetaria del Bundesbank había llevado al marco a convertirse en el ancla de la serpiente monetaria europea. Todo esto ha empezado a cambiar desde el momento en que aparece un factor que hace mucho más difícil predecir el comportamiento de las monedas europeas en su relación con el marco, y éste es el propio comportamiento de la moneda alemana. FA marco ha empezado ya a sentir los efectos de la transformación que Alemania está sufriendo desde la unificación.

El esfuerzo de integrar al antiguo Estado alemán comunista en la rica y eficiente RFA está empezando a cambiar la esencia económica. de esta última. Los datos hablan por sí solos. La productividad de la ex RDA se calcula en tan sólo un 30% de la existente en la parte occidental del país; la renta per capita, de 26.447 dólares en la ex RFA, se reduce en más de un 40% (9.305 dólares) en la ex RDA, mientras que otras figuras, como la posesión de automóviles, teléfonos, electrodomésticos y otros índices de calidad de vida, son aún más abrumadoras.

Si se cumplen las predicciones de que a finales de este año puede haber hasta tres millones de desempleados en la antigua RDA, una cifra que representaría el 30% de la población activa, y se les suma los dos millones de parados que existen actualmente en Occidente. y que representan tan sólo un 7% de la población activa, se obtiene una cifra total de cinco millones de parados, que en el conjunto de la nación supondría una tasa de desempleo de más del 10%, dimensiones tan sólo superadas, entre los Doce, por Irlanda, Italia y España.

Desaparecido el superávit de la balanza de pagos, transformado el país de exportador en importador y con una ristra de incontables facturas por pagar -unas, provenientes del proceso de unificación, y otras, de circunstancias especiales, como la contribución financiera al esfuerzo bélico norteamericano en la guerra del Golfo-, se llega a la conclusión de que en el presente, y en el futuro cercano, Alemania ha perdido puestos en la clasificación del club de las naciones ricas.

Subida de impuestos

La subida de un 7,5% lineal en el impuesto sobre la renta y de sociedades más las tasas especiales para muchos productos -concretamente en el caso de la gasolina, de casi 16 pesetas por litro- no van a contribuir a arreglar la situación. El ministro de Economía, el liberal Jürgen Möllemann, admitía recientemente que el crecimiento del año en curso no alcanzaría el 2,5%, un punto por debajo de lo previsto, y que se esperaba un considerable aumento de la inflación.Los alemanes pueden verse muy afectados por el efecto psicológico de la pérdida de valor de su moneda, un fantasma que les viene de los tiempos de la hiperinflación de la República de Weimar. Los sindicatos están forzando subidas salariales de hasta un 6%, más del doble de la inflación de 1990, en un intento de anular la subida impositiva del 7,5%.

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