Volver
Seis hombres han estado 15 años en la cárcel acusados sin pruebas o algo así. El caso es que no hicieron aquello por lo que de todas formas tuvieron que pagar. La cosa ha sucedido en Birmingham, que queda un poco lejos. Leo, al mismo tiempo, que el célebre neurofisiólogo y escritor Oliver Sacks ha pasado por Madrid para asistir al estreno de la película Despertares, basada en una novela suya del mismo título. Narra Oliver Sacks en este libro su experiencia con algunos pacientes afectados por una epidemia de encefalitis letárgica, a los que él consiguió volver a la vida después de que hubieran permanecido en una especie de coma profundo durante algunos años.Tanto en el caso de los seis de Birmingham como en el de los pacientes de Sacks se da la circunstancia de un regreso. Lo que pasa es que el que regresa ya no es el mismo que se fue, o el lugar al que viene ya no es el que dejó. Igual da. A los seis de Birmingham tendrán que meterlos otra vez en la cárcel a juzgar por las declaraciones que están haciendo sobre la justicia británica. En cuanto a los pacientes de Sacks, parece que se mueren enseguida, no sé si porque no se soportan o porque no soportan el medio al que regresan.
Entretanto, un pintor español llamado Antonio Huberti, que gozaba de una saludable posteridad, ha regresado a la nada tras comprobarse que no había existido. Era fruto de la invención de una enfermera cuyo novio, enfermo, pintaba cuadros cubistas de poco éxito. La existencia de Antonio Huberti, como en los casos anteriores, tampoco soportó el duro contraste con la realidad y se difuminó en el limbo. Volver a la cárcel, regresar a la muerte, recuperar el limbo: cualquier cosa menos este entramado de miserias que nos aniquila, nos mata o nos lleva a prisión.
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