González inaugura su Gobierno reforzando el pacto con nacionalistas y CDS y sin contar con el PP

El debate sobre el estado de la nación concluyó ayer con la satisfacción del Gobierno y del Grupo Socialista y el malestar del Partido Popular (PP), que vio cribado su programa alternativo por la decisión del PSOE de no aceptarles ni una sola de las casi 200 propuestas que ofrecían a la consideración del Congreso. El Gabinete de Felipe González ha afianzado su estrategia de contar para esta legislatura con el apoyo del CDS, CiU, PNV y las agrupaciones independientes de Canarias (AIC), deja la puerta abierta a una posible colaboración en temas concretos con Izquierda Unida y no tiene en cuenta al PP.

Las llamadas al diálogo y al pacto efectuadas por el presidente del Gobierno, Felipe González, que no asistió ayer a la segunda jornada del debate dedicada a la exposición y votación de resoluciones, han derivado en el mantenimiento de la situación política que se inaugurara al comienzo formal de esta legislatura, en diciembre de 1989.Los lazos del PSOE se han estrechado con los centristas, el Partido Nacionalista Vasco (PNV), Convergéncia i Unió (CIU) y AIC y se rebaja el grado de crispación con Izquierda Un¡ da. Esto último se ha puesto de manifiesto, sobre todo, por el tono de las intervenciones del coordinador general de Izquierda Unida, Julio Anguita y de presidente Felipe González, caracterizadas por la moderación aunque el PSOE tan sólo les ha aceptado una resolución relativa a la adecuación de la agricultura española a la Política Agrícola Comunitaria (PAC)El vicepresidente del Gobier no, Narcís Serra, fue requerido para comentar el resultado del debate y fue parco y claro en sus manifestaciones: "Ha quedado en evidencia el grado de coherencia del Gobierno y su disposición Y talante para el diálogo". Asimismo dijo: "Se ha puesto de manifiesto que no hay otra polílica alternativa a la de este Gobierno".

Desconcierto

Serra concluyó sus declaraciones manifestando que carecía de todo fundamento la acusación de que en estos meses el Ejecutivo ha estado inactivo y que ha perdido el tiempo.

El Gobierno y el Grupo Socialista ha desconcertado en este debate a la oposición, tanto por la actitud del jefe del Ejecutivo, Felipe González, como por el comportamiento del grupo que, por primera vez, no presenta resoluciones, sino que ha dejado a la oposición que haga el trabajo y después ha elegido las opciones que más le agradaban. El presidente, en la primerajornada, evitó en todo momento la polémica y sólo tuvo algún atisbo de vehemencia al responder al diputado del Partido Andalucista, Alejandro Rojas Marcos. González dispensó a Anguita un trato muy respetuoso en relación con otras intervenciones y a Aznar sólo le dedicó un par de ironías.

Oídos sordos

El presidente hizo oídos sordos al crítico discurso del portavoz de Convèrgencia i Unió, Miquel Roca. Como ya es habitual, la oposición ha acogido con disgusto la ya costumbre del presidente de no responder uno a uno, sino a todos al final, con lo que se pierde la posible viveza de réplicas y contraréplicas.

González señaló en un momento de su intervención en la noche del miércoles que estos debates entrañaban gran dificultad al tener que responder a 11 portavoces, aunque precisó que no se quejaba de ello, ya que era la voluntad popular. No obstante, el presidente dio muestras de cierto aburrimiento al igual que le ocurría á los portavoces de la oposición al dar durante horas vueltas sobre los mismos argumentos. Es por ello probable que desde algún grupo parlamentario se proponga un cambio en el modelo de desarrollo de estos debates.

Convergència i Unió, el CDS y el Partido Nacionalista Vasco fueron los grupos que ayer rezumaban más satisfacción por haber visto aprobadas algunas de sus resoluciones. Los centristas fueron los más favorecidos, ya que vieron prosperar nueve de sus proposiciones. Este grupo, así como CiU, PNV y el diputado de AIC, soportaron con sonrisas los abucheos procedentes de las filas populares cuando el marcador de votaciones arrojaba resultados afirmativos para algunas de sus propuestas. Miquel Roca comentaba: "Algunos digieren mal que entre adversarios se llegue a acuerdos".