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La 'cremá'

La Nit del Foc es hoy en Valencia, una vez más desde hace un par de siglos. Quiere decirse que será la cremá, y cientos de fallas convertidas en hogueras, tracas, castillos de fuegos artificiales, romperán la negrura de la noche, convirtiendo en luminaria el cielo valenciano.La valencianía se reafirma con sus fallas, y muchos ciudadanos del resto del país comparten con ellos la fiesta, mientras otros se ponen en contra, pues no entienden a qué viene plantar fallas para luego pegarles fuego y armar tanto ruido, sólo porque es San José.

Pero las fiestas populares no hay que entenderlas, sino sentirlas. Por ejemplo, una mascletá no tiene explicación. Cualquiera huiría de ese estruendo similar a un bombardeo, y, sin embargo, toda Valencia se congrega cada mediodía en la plaza del Ayuntamiento para que le sacuda el cuerpo el tronar de la pólvora, y cuando acaba, no sólo vibra el cuerpo, sino el espíritu también, y, quien puede, lo gratifica con una paella.

Luego, durante horas, desalan miles de falleros para ofrendar flores a la Virgen, y un colosal David en pelotas vivas emerge de la falla principal, y L'Antiga de Campanar gana el premio a la mejor falla del año, y la ciudad entera es un hervidero de gentes que visitan cada rincón donde hayan plantado fallas. Finalmente, al filo de la madrugada será la cremá, que torrará ninots, y se vendrán abajo todas las fallas envueltas en llamas, a los acordes del solemne himno regional, entre ventear de pavesas, olor a socarrat, mascléts, fuegos artificiales, llantos, gritos, ¡la Biblia!

Después, Valencia quedará silenciosa y triste. Pero sólo será esa noche, porque al día siguiente entra la primavera, y eso es también lo que celebran las fallas y la Nit del Foc. 0 sea, el canto a la vida, la alegría de vivir.

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