Carlos Prieto y Fernández de Llana, industrial y financiero
El industrial, financiero, mecenas, músico y escritor asturiano Carlos Prieto y Fernández de la Llana falleció a los 93 años en Ciudad de México, adonde había emigrado en 1923. Carlos Prieto, titular de una de las mayores fortunas españolas en aquel país, era el padre del violonchelista Carlos Prieto Jacquet y tío materno del poeta Carlos Bousoño Prieto. Su fallecimiento, ocurrido el pasado día 12, se ha producido apenas unos meses después que el de su esposa, Cecile Jacquet, una francesa a la que había conocido en Asturias cuando su suegro dirigía la fábrica de explosivos de La Manjoya, en Oviedo, y a la que le unió una misma pasión por la música. El matrimonio y sus dos hijos (Carlos, músico, y Juan Luis, sucesor de su padre al frente de los negocios familiares e intérprete de violín) llegaron a formar un cuarteto familiar que causó la admiración de prohombres de la cultura con quienes mantuvieron relación de estrecha amistad, como Salvador de Madariaga, Igor Stravinski, Andrés Segovia, Darius Milahv, etcétera. Carlos Prieto, hijo de unos tenderos de Oviedo, había estudiado Derecho en la universidad de esta ciudad, costeándose en parte los estudios como músico de la orquesta sinfónica de la capital asturiana. A los 25 años, ya licenciado, fue requerido por su tío Adolfo Prieto, un emigrante asturiano en México, donde había consolidado una importante fortuna, para que resolviera un problema testamentario de carácter familiar. Carlos llegó a México el 12 de octubre de 1923, e inmediatamente su tío le persuadió para que se hiciera cargo del departamento jurídico de una de las empresas en que participaba como accionista importante y gestor: la siderúrgica Fundidora de Aceros y Fierros de Monterrey.A partir de este momento, Carlos Prieto se convirtió en el continuador de la obra que su tío había iniciado en las últimas décadas del siglo pasado y primeras de éste. Por esta razón fue presidente y consejero delegado de Fundidora; propietario de minas de carbón, plata y mineral de hierro; presidente y consejero de compañías de seguros y de bancos hasta la nacionalización de éstos por el Gobierno mexicano, y propietario de grandes extensiones de terreno y de fincas dedicadas a la explotación agrícola y ganadera, así como accionista significativo de compañías textiles, entre otras actividades financieras y empresariales. En tanto que consejero del Banco de México (el banco emisor de la República), su firma apareció impresa durante años en los billetes de papel moneda del país. Hasta su muerte fue consejero de bancos de Estados Unidos y también presidente del Instituto Latino americano del Fierro y del Acero, miembro de sociedades metalúrgicas de diversos países, presidente del casino español en Ciudad de México y patrono de fundaciones e instituciones educativas y cívicas. Propietario de una importante biblioteca -especializada sobre todo en temas cervantinos-, fue también un importante coleccionista de conchas marinas y de plantas tropicales en un jarelín botánico de su propiedad. Como escritor, fue autor, entre otras obras -algunas de ellas editadas en España por Alianza Editorial y por Revista de Occidente-, de El sueño de Cibolas, Los asturianos en la conquista de América, La minería en el Nuevo Mundo, El oceáno Pacífico, Navegantes españoles del siglo XVI (con prólogo de Salvador de Madariaga), Huellas españolas, El problema de los costos y la industrializacíón de México y La moderna escuela musical española. Su figura ha destacado sobremanera como mecenas del arte y de la cultura. Carlos Prieto se había nacionalizado mexicano en mayo de 1942.
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