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Hallado el Aviocar desaparecido el día 6 y los cadáveres de los cinco militares que lo tripulaban

Los restos del Aviocar del Ejército del Aire de la base de Matacán (Salamanca) desaparecido el pasado día 6 y los cadáveres de los cinco militares que lo tripulaban fueron localizados en la mañana de ayer. El avión fue descubierto por una pareja de la Guardia Civil en una garganta muy estrecha conocida como Umbría del Moro, en las proximidades de Caserío del Castillo, una pequeña alquería perteneciente al término municipal de Pinofranqueado (Cáceres). El paraje está situado a unos 1.200 metros de altitud, en una zona de Las Hurdes rodeada de bosques que había estado cubierta por la nieve hasta hace dos días.

Las tareas de rescate de los cadáveres fueron suspendidas en la tarde de ayer hasta la mañana de hoy debido a lo espeso de la niebla y a la caída de la noche. La zona es un lugar poco poblado, montañoso y rodeado por numerosos picos y sierras escarpadas, de difícil acceso, ya que sólo llegan hasta allí caminos de tierra.Los trozos de fuselaje se encontraban dispersos, pero la parte delantera del aparato se hallaba más completa, según declaró la titular del juzgado de Plasencia, Belén Maqueda Pérez de Acevedo, quien se ha hecho cargo de las diligencias por el accidente.

El secretario judicial, Manuel Blázquez, precisó que dos de los cadáveres se hallaban en la parte delantera del avión, y otros dos en otras zonas, con signos de haber muerto por el impacto. La quinta víctima fue descubierta debajo del fuselaje, con fracturas por todo el cuerpo. Algunos de los cadáveres tenían todavía colocado el cinturón de seguridad, agregó Manuel Blázquez.

La jueza y el secretario judicial, junto con una forense, se trasladaron en la tarde de ayer en un helicóptero del Servicio Aéreo de Rescate al lugar del siniestro, hasta el que tuvieron que ser descolgados con cuerdas. En el mismo helicóptero viajaban un comandante, un sargento y un mecánico de la base aérea de Matacán, quienes reconocieron los cuerpos de sus compañeros.

Un portavoz del Ministerio de Defensa citado por la agencia Efe señaló que lo abrupto de la zona en que se produjo el accidente y la espesura de la vegetación impedían que el aparato pudiera ser avistado desde el aire. Este portavoz agregó que la zona había sido sobrevolada en varias ocasiones por los equipos de rescate que buscaron el avión durante los últimos días.

Vuelo de instrucción

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El Aviocar había despegado a las 11.40 del pasado día 6 de la base aérea de Matacán para realizar un vuelo de instrucción en el triángulo formado por Matacán, Ávila y la sierra de Béjar. En el bimotor viajaban el capitán Ángel Martín Martín, de 28 años, con 2.000 horas de vuelo; el subteniente mecánico Vicente Revilla Ruiz, de 48 años, con 7.000 horas de vuelo, y los sargentos alumnos Ángel Baz Duque, Vicente Utrilla Rata y Hernán de Gabriel Pérez del Pulgar, con edades comprendidas entre los 20 y 23 años.A las 14.40 de ese día, el bimotor debía haber regresado a su base, si bien su autonomía de vuelo le permitía un margen establecido en las 17.40.

Eran las 18.30 del día 6 cuando desde Matacán se comunicó a la Guardia Civil la desaparición del aparato. A partir de ese momento comenzaron las tareas de búsqueda, en las que participaron efectivos de la Guardia Civil, el Ejército, Protección Civil y Cruz Roja, y con la intervención de varios helicópteros.

Los fuertes vientos, las nevadas y las precipitaciones obstaculizaron las tareas de rastreo, que en días sucesivos se extendieron a la sierra de Gredos y el valle del Jerte, en Cáceres, llegando incluso a las provincias de Madrid y Zamora.

El Ministerio de Defensa español llegó a pedir ayuda a las autoridades portuguesas para colaborar en las tareas de búsqueda del aparato.

El jefe de la base aérea de Matacán, el coronel Antonio Gea Durán, declaró en una conferencia de prensa el pasado viernes que el Aviocar se cruzó sobre las 13.30 del día que desapareció con otro avión de la misma base. Los dos aparatos coincidieron cuando sobrevolaban los términos municipales salmantinos de Sancti-Spiritu y Ciudad Rodrigo y sus tripulaciones establecieron comunicación. "Fue un saludo de cortesía, rutinario y habitual, en el que se cruzaron unas breves palabras en las que, por supuesto, no fue transmitida ninguna anormalidad", declaró el coronel Gea Durán.

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