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Tribuna:EL ASFALTO
Tribuna
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Se anuncia una cola

Juan Cruz

Antes, en España, los ciudadanos hacían cola para ir al fútbol y para pagar la contribución o hacerse el DNI. Ahora hacen también cola para ver las exposiciones de pintura, por ejemplo, y se ha hecho tan europeo el modo de hacer cola que ya no hay impacientes esperando: la gente se pone de pie, unos junto a otros, y viven la experiencia de la cola como si esperaran algo. Al final tienen un cupón, un billete de lotería, o un cuadro, o una película, una obra de teatro, un libro, y de nuevo hacen cola para pagar o para Irse. La vida es una sucesión interminable de colas que, s ustedes permiten, acaba con la cola que se hace en el propio cementerio para dar el pésame a los deudos.Se hace cola para tantas cosas que a veces Madrid, y cualquier ciudad grande, parece hecha de colas. Colas en el metro, colas en los grandes almacenes, colas para esperar el autobús, colas para vernos las caras.

Ahora mismo vengo de ver una cola: fue en Sevilla y era insólita: la gente hacía cola para ver los cuadros de Valdés Leal en el Museo de Bellas Artes. Ese pintor tremendo que puso los vicios y las virtudes en un ataúd abierto y nos dejó la sensación de que ni más ni menos la nada está en el lado del medio de la cola de la vida.

La cola va a desplazarse a Madrid dentro de nada, y veremos en el Museo del Prado colas de gente que no sabe que va a ver a Valdés Leal y saldrá luego con los ojos perturbados por esa visión inesperada de la muerte.

Haremos cola enseguida para casi todo. El año que viene, por ejemplo. Ya estamos haciendo cola para el año que viene. Ya están a la venta las entradas para el año que viene: es la primera vez en la historia española que pagamos con tanta antelación lo que vamos a ver a un año vista. La gente hace cola para comprar las entradas de la Expo, y hay bancos que han puesto oficinas especiales para vendernos la posibilidad de ir a los Juegos Olímpicos. El hotel de la Expo, en Sevilla, sin ir más lejos, ya hace que la gente guarde cola para quedarse allí el año que viene.

Entusiasmo infantil

La vida es una cola larga y blanca sobre la que pisamos con los otros. Hacemos cola para tantas cosas que cuando no hacemos cola vamos a cualquier oficina que nos faculte folletos en los que hay todas las incitaciones posibles para hacer cola.

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Estamos cansados de hacer colas. ¿Y qué podemos hacer para evitarlo? La civilización urbana tiene tantos recovecos, es tan vieja la vida que incluso hay que hacer cola para verla, como si fuera un objeto de museo, situada ahí, al final de una calle que se ve borrosa.

Hace un año, o dos, Madrid tuvo una cola insólita, que fue la cola para ver a Velázquez: ya estaba en el Museo del Prado de mucho antes, pero cuando la gente vio que había que hacer cola para verle de nuevo, se puso a ello con el entusiasmo de los niños que acaban de llegar en autobús a la excursión de Cuenca.

La vida es estar en una cola y llegar al final sin perder la compostura. El catedrático español Ramón Tamames, a quien una vez vi hacer cola para ir al cine, decía que era mejor perder el tren que perder la línea. Perder la línea en la cola es aún peor. He visto hacer cola al presidente de la Audiencia y al ministro de Justicia, y una vez vi hacer cola al que entonces era príncipe de España y ahora es Rey. Llevaba en ese momento un plato en la mano y esperaba cola para que le sirvieran lechuga.

Aquí ha hecho cola todo el mundo y los años venideros traerán mucha cola.

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