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Dos de las noticias más importantes que publicaron ayer los periódicos eran éstas: Real Madrid, 2; Real Sociedad, 3, y Athletic de Bilbao, 0, Barcelona, 6. Quizá a mucha gente formal le parezca una frivolidad semejante valoración de las noticias, porque estaban también la remodelación del Gobierno, y la emigración albanesa, y las zozobras de Gorbachov, y los mercados de valores, que son asuntos de fundamento. Y sin duda tendrán razón, nadie se la quita. Lo cual no impide que Real Madrid, 2; Real Sociedad, 3, y Athletic de Bilbao, 0; Barcelona, 6, sean cuestiones de mayor cuantía.Porque cuanto queda referido acerca del Gobierno y todo lo demás determina la vida de las personas, de acuerdo, pero Real Madrid, 2; Real Sociedad, 3, y Athletic de Bilbao, 0; Barcelona, 6, también. Alguien se preguntaba, en cierta ocasión, para qué sirve una chicuelina, si no mejora la cosecha de la aceituna ni reduce las tasas de colesterol, y proponía que, siendo inútil ese lance, los toreros se abstuvieran de darlo. De los goles decía otro tanto, pues, estando demostrado que al marcarlos no sale petróleo, todo el esfuerzo que hacen los futbolistas para conseguirlos y el público en gritar "¡goool!" constituye un despilfarro de energía, y deberían prohibirse por decreto.
Uno se imagina la vida reducida a cuestiones trascendentes, y se echa a temblar. Uno se imagina la vida sin goles, sin chicuelinas, sin música, sin gente que goce y sufra por estos asuntos, y la encuentra tristísima. Una vida en la que todo fuera política, economía, trabajo, resultaría penosa, y a lo mejor a la gente hasta le daba por hacerse el haraquiri. En cambio, a los que Real Madrid, 2; Real Sociedad, 3, y Athletic de Bilbao, 0; Barcelona, 6, nos conmueve seremos frívolos, pero le damos un sentido a la vida y no nos hacemos el haraquiri. Bueno, no todos, quiero decir.
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