Esnaola y Fando piensan dejar el movimiento 'abertzale' si continúan los ataques contra ellos
Los más conocidos abogados de presos de ETA en España y en Francia -Iñaki Esnaola, miembro de la mesa nacional de Herri Batasuna, y Christianne Fandó- se plantean abandonar el movimiento abertzale si prosiguen los ataques que reciben desde hace varios meses por parte de la dirección de ETA y del sector más duro de Herri Batasuna, según ha reconocido uno de ellos en privado.
Coincidiendo con la oferta realizada en la primavera pasada por un emisario de Rafael Vera, secretario de Estado para la Seguridad, a Eugenlo Etxebeste, Antxon, de reanudar el diálogo Gobierno-ETA, Esnaola y Fandó encabezaron una operación respaldada tácitamente, aunque no públicamente, por sectores determina dos de ETA y HB. La operación tenía por objeto la participación de los representantes de la coalición en las instituciones democráticas y, paralelamente, negociar el fin de la violencia y conseguir una salida rápida para el más de medio millar de etarras encarcelados en prisio nes españolas y francesas.Esnaola maduró la idea durante su convalecencia de las heridas que sufrió en el atenta do cometido el 20 de noviembre de 1989 en el hotel Alcalá de Madrid, en el que fue asesinado el diputado de HB Josu Muguruza.
Carta a Pakito
El abogado, que conocía el sentir de muchos presos y de su familiares, así como el de un sector de Herri Batasuna, envió una carta en mayo de 1990 a Francisco Múgica, Pakito, en la que criticaba duramente la línea seguida por la cúpula de ETA, controlada desde la muerte de Txomin Iturbe por los sectores más duros y radicales. Iturbe, amigo personal de Esnaola y Fandó, falleció en Argel el 25 de febrero de 1987.En la carta se atacaba al propio Pakito y a Jesús Arcauz, Josu de Mondragón, dos de los máximos dirigentes de ETA en la actualidad, que controlan el aparato militar del grupo.
La carta provocó un profundo malestar en la dirección de la banda, que replicó también duramente y advirtió a Esnaola que no siguiese por ese camino, según documentos intervenidos posteriormente por la policía francesa. Al mismo tiempo, el comité ejecutivo de ETA, en un largo escrito fechado el 30 de julio de 1990, señalaba: "Han aparecido algunas voces tan encantadoras como críticas -Montero, Esnaola, Xaxo- implicadas en las instituciones y hoy dispuestas a participar". Estas voces que, según el documento, era necesario acallar no eran otras que las del propio Esnaola, ex eurodiputado de HB Txema Montero y José María Sasiain, Xaxo, que había dimitido de su cargo en la mesa nacional de HB pocos meses antes.
En este escrito, distribuido entre los militantes de ETA, se analizaba la oferta del Gobierno y la postura de la organización, pero no se mencionaba a Christianne Fandó. Sin embargo, tanto ella como la también abogada Mireille Gleymann eran incluidas en la lista de proscritos en conversaciones de dirigentes de ETA.
En esos momentos, Esnaola y Fandó se quejaban de que les estaban intentando "cortocircuitar" porque planteaban problemas ideológicos. Ambos criticaban con dureza al etarra José Luis Arrieta Zubimendi, Azkoiti, al que habían transmitido que debía abanderar sus posiciones moderadas en el seno de los presos de ETA en Francia y se había negado. Azkoiti, que fue uno de los responsables de finanzas de ETA, era, según Esnaola y Fandó, el hombre ideal para defender sus tesis, que también consideraban respaldadas por Santiago Arróspide, Santi Potros, y el también activista Iñaki Pujana.
A mediados de agosto, Fandó, acompañada por la también letrada Mireille Gleymann, que ha mantenido la misma postura que su compañera en todo el proceso, tuvo dos reuniones con dirigentes de ETA para pedir explicaciones. Fandó se sentía fuerte por las felicitaciones que recibió por el tratamiento dado al juicio contra Santi Potros, en el que llevó la defensa, pero discrepaba en el enfoque del juicio a Josu Ternera y en la estrategia política.
El documento en el que el responsable del aparato de makos (cárceles), presente en esas dos reuniones, informaba a la dirección, fue revelado por Deia el pasado 13 de enero. El escrito, que fue intervenido a Carmen Guisasola, mencionaba que las abogadas habían dado "una imagen lamentable" de los dirigentes del grupo, de desconfianza, de tensión con Tonton (Julen Madariaga) y de división entre los activistas presos en Francia. Por un lado -se cita en el documento- estarían los etarras Azkoiti, Santi Potros y Pujana, y por otro, los dirigentes Josu Ternera y Elena Beloki, así como los militantes Iñaki Pikabea, Piti, y Manuel Txabarri, Imanol. Aunque en el escrito no se menciona, queda claro que los primeros integrarían el sector moderado, mientras los últimos constituirían los llamados duros.
"Que lo dejen ya"
El informe llega a sugerir que "si (las abogadas) quieren dejarlo, que lo dejen ya". "Hay que ser tajante y más vale tocar tierra y empezar a subir", dice el escrito, "que no tener continuamente estos lastres que luego nos desgastan".Posteriormente Baldo fue detenido el 29 de septiembre de 1990 por la policía francesa y rechazó públicamente el ser defendido por Fandó. La dirección trató de paliar los efectos informando a los dirigentes de HB de lo que ocurría.
Un informe posterior sobre el estado de los contactos con el Gobierno, remitido por Antxon a Carmen Guisasola, hacía referencia a la voluntad de ETA de atajar las disidencias. El documento, incautado a Guisasola y que fue revelado por El Mundo el pasado 9 de enero, señalaba: "Se denota con claridad que el núcleo central de sus movimientos (los de Interior) está polarizado en la búsqueda de 'contradicciones', en la apertura de líneas corrosivas en 11 (ETA) y 20 (Herri Batasuna), siguiendo la estela informativa que disponen de la movida de Puchades (Esnaola), Sorgiña (bruja en euskera, referido a Fandó)... Quieren de forma clara crear un embrión de personas en esa línea pensando que A. (Antxon) puede caer o ir cayendo".
Aunque el documento calificaba de "burda" esa estrategia, insistía: "No podemos subestimar la operación del Puchades... a pesar de su aparente 'control' y superación". Para ETA, existen "condiciones subjetivas para la reanimación de esos movimientos con los mismos o con otros abanderamientos" y considera necesario "profundizar en un método más exhaustivo para cerrar los abonos de ese cáncer liquidacionista".
Pum a Esnaola
El sector duro de HB cuestionó la continuidad de Esnaola en la coalición, aunque finalmente la dirección decidió no perder su tirón electoral, incrementado tras el atentado contra su persona. A cambio fue conminado a estar callado. El abogado dejó de acudir a la permanente de Herri Batasuna y en la práctica está apartado de las responsabilidades que conlleva su puesto.Este periódico tiene conocimiento de que, al menos un etarra expresó en una conversación mantenida a mediados de enero con un companero su profundo desagrado por la actitud de Esnaola, del que pensaba que juega con dos barajas. Este etarra añadía que lo que había que hacer con Esnaola era "darle pum". Su interlocutor replicó: "No seas bestia".
El pasado 5 de marzo, el diario El Correo Español-El Pueblo Vasco publicó que la dirección de ETA ha llegado a debatir posibles formulas para quitar de enmedio al todavía dirigente de HB. Esnaola ha admitido que su intento por cambiar las cosas en el seno de HB y ETA ha fracasado y que tal vez hubiera tenido que abandonar la política hace unos años y marcharse a su casa. Reconoce su pérdida de influencia en favor de otros gurús como su ex compañero de despacho Iñigo Iruín; el sindicalista de LAB y su sustituto en el Parlamento, Rafael Diez Usabiaga; el alcalde de Bergara, José Luis Elkoro, o el navarro Iñaki Aldekoa.
Ahora ha anunciado en privado -públicamente lo niega- que si continúan los ataques contra su persona y contra Fandó, ambos dejarán el movimiento abertzale.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.