Para Moscú, el plan de paz no puede fallar

La Unión Soviética ha vuelto con fuerza a la arena política de las grandes potencias, independientemente del éxito de su propuesta de paz para Irak. (...)El plan ha devuelto a Moscú a su posición tradicional de apoyo al nacionalismo árabe radical y palestino, que identifica el desafío de Sadam Husein a EE UU y a la ONU con el desafío al imperialismo. La Unión Soviética acomete esta empresa sin restar apoyo a una ONU fortalecida, como parte de su discurso postglásnost en las relaciones internacionales. (...) Estados Unidos podría ganar la batalla de Kuwait y ser derrotado a continuación en la paz, perdiendo el capital político que disfruta ahora como coordinador y líder de la coalición internacional. Posiblemente, el carácter de la guerra cambiaría al llegar a la frontera de Irak, con la ruptura de la gran alianza que une a países musulmanes, EE UU y Europa en la liberación de Kuwait. La segunda fase de la guerra pasaría a ser entonces una marcha unilateral americana (o angloamericana) sobre Bagdad, con una posible intervención israelí también.

La URSS se ha colocado en una posición excelente para sacar partido de cualquier desenlace. (...) Washington no debería subestimar la capacidad y la decisión de la URSS -como país en parte islámico que es- para tener una influencia de primer orden en Oriente Próximo cuando termine esta guerra.

, 22 de febrero