Carnaval y vida breve
Las grandes actividades musicales del Auditorio Nacional abundan en acontecimientos. Lo fue la actuación del dúo planístico de Katia y Marlelle Labeque (Bayona, 1950 y 1952) en su versión excelentísirna del Carnaval de los animales, de Saint Saéns, y en el juvenil Concierto en mi, de Mendelssohn. Colaboró con las solistas francesas la London Festival Orchestra, dirigida por Ross Pople, un conjunto de finas calidades. La gran sala se colmó, lo que redundará, en beneficio de los próximos becarios de Juventudes Musicales Madrileñas.César y Francisco Cano se repartieron con Manuel de Falla el último programa español de la Orquesta y Corc, nacionales, estupendamente dirigido por Manuel Galduf en la serie de los miércoles. Aparte de ser buenos .músicos, no existe relación de parentesco entre ambos Canos. Francisco (Madrid, 1939) exhibió en su bastante programado Dionisiaco su tendencia a lo biensonante y casi neoimpresionista; César (Valencia, 1960) mostró un aliento poderoso, un dominio grande del instrumento orquestal, una riqueza de contrastes bien calculada y un instinto fuertemente dramático en El espejo y la máscara, algo así como una nueva manera de ver lo que antaño fue el poema sinfónico. La obra significa un paso muy grande y personal en la carrera de César Cano, que después de 1987 se ha confirmado en creaciones tan importantes como el Tedeum.
Orquesta y Coro Nacionales
Director: M. Galduf. Orquesta Festival de Londres. Director: R. Pople. Obras de Mendelssohn, Saint Saëns, C. Cano, F. Cano y M. de Falla. Auditorio Nacional. Madrid, 12 y 13 de febrero.
Manuel Galduf interpretó las dos obras con absoluto dominio, excelente criterio y afán de claridad, con lo que nos llegaron en todos sus valores sustanciales. No hizo menos con La vida breve, de Falla, en la versión de concierto y con el añadido del Baile y los palillos, de Lucero Tena. Esto es: espectáculo, danza y otros excesos. Ninguno hubo en la gran soprano María Orán al cantar magistralmente la bellísima parte de Salud, a la que Falla regaló dos hermosas y sufrientes arias. Dificil debió de ser para el compositor acertar con esos tonos sutiles y doloridos, íntimos y exteriorizados como un quejío; difícil también asumirlos con la emoción magnífica de María Orán. Con ella compartieron el éxito el tenor José Sempere (Paco), la mezzo Anna Ricci (abuela), José Ruiz (la voz de la fragua), Sanz Remiro (tío Sarvaó), el Coro Nacional que cuida Alberto Blancafort, la citada Lucero Tena y la exacta intervención del cantaor Gabriel Moreno con Carmelo Martínez a la guitarra.
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