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Los grapos reciben telegramas para dejar la huelga de hambre

Los presos de los GRAPO que secundan una huelga de hambre desde hace más de un año han recibido en los últimos días telegramas firmados en clave para que abandonen esta actitud, según confirmaron tanto fuentes oficiales como de los familiares de los reclusos. Algunos presos, como Joaquín Calero Arcones, ya han vuelto a ingerir alimentos, otros esperan a comprobar la veracidad del mensaje y varios más mantienen su postura. Los responsables penitenciarios investigan el origen de los mensajes, que aparentemente han sido cursados por la dirección de los GRAPO o de su brazo político, el PCE (r).La abogada Francisca Villalba, que actúa como defensora de presos de los GRAPO, confirmó anoche a este periódico la existencia de los telegramas, aunque añadió que sólo le constaba que 16 de los 33 presos que mantenían la protesta habían de puesto su actitud. Entre los que continúan la huelga de hambre citó a Francisco Brotons Beneyto, Fernando Hierro Chomón y José María Sánchez Casas.

Fuentes oficiales señalaron, por su parte, que la pasada semana, sólo cuatro de los casi setenta presos de la organización terrorista mantenían totalmente la huelga de hambre.

"Parece que han tomado esa decisión. Mi hijo dejó la huelga hace dos o tres días", manifestó ayer Carmen Arcones, madre de Joaquín Calero. Otras fuentes familiares también confirmaron este abandono. "No se ha generalizado porque hay algunos que no se fían de la autenticidad del mensaje", puntualizaron estos medios.

Juan Manuel Ruiz, abogado del preso Antonio Ramón Teijelo, señaló que "algunos presos mantendrán su postura, porque siguen planteando el dilema 'reunificación o muerte". La huelga de hambre se inició en noviembre de 1989. 72 activistas de la organización decidieron protestar así contra la dispersión de los grapos en distintas cárceles. Un año después, 35 reclusos mantenían esta postura. El momento de mayor tensión durante la protesta se registró el 25 de mayo de 1990, cuando el activista José Manuel Sevillano murió como consecuecia de la huelga de hambre.

El Tribunal Constitucional ha reiterado en varias ocasiones la legalidad de la alimentación forzosa a los grapos, mantenida por la Dirección General de Instituciones Penitenciarias.

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